Lehendakari del cambio

ANTONIO BASAGOITI, EL CORREO – 01/06/14

· Se podrá decir a izquierda y derecha que cometió errores. Pero lo importante es mirar y comparar la Euskadi de antes y la de después de Patxi López.

La decisión de Patxi López de abandonar la política vasca merece una valoración objetiva sobre su actuación en la vida pública vasca. Un reconocimiento a su aportación política. Desde la objetividad de la distancia geográfica y política pero también desde la cercanía de haber sido quien decidió, junto con mis compañeros de partido, que pudiera asumir la máxima representación de Euskadi.

Patxi López supo dirigir Euskadi durante casi cuatro años a pesar de las dificultades. De una parte del nacionalismo, que le cuestionó legitimidad para ser lehendakari por no ser nacionalista; de las derivadas de una crisis económica sin precedentes; y también de las provocadas por la desorientación del PSOE, entre deslealtades de Zapatero y las tácticas electorales cortoplacistas que afloraron en el tramo final.

Por tanto, ni lo tuvo fácil ni algunos se lo pusieron fácil. Tampoco ETA perdió tiempo para situar como objetivo de sus pistolas a cada uno de sus consejeros. Y con todas esas resistencias, aquel Gobierno de López echó a andar, guiándose por la normalidad institucional, por la moderación política, la tranquilidad social y prestigiando la Constitución y el Estatuto.

Arantza Quiroga se convirtió en presidenta del Parlamento vasco y la vida parlamentaria ganó sosiego, se prestigió el debate político y quedaron para el recuerdo las broncas provocadas por Ibarretxe y sus consejeros. El mundo no se hundió y las plagas anunciadas no llegaron. Ese Gobierno que consiguió proyectar normalidad, que navegaba contra viento y marea, que con todas las dificultades propias y otras más consiguió sacar las cosas adelante, fue un éxito de Patxi López. De su determinación y de su compromiso con Euskadi y con la sociedad vasca. Un político que gana en el corto, por sensatez, cercanía, por claridad, por honradez, y al que se le negó el pan y la sal por el cambio que se atrevió a impulsar en Euskadi de la mano del PP vasco.

Y lo cierto es que los grandes retos de aquel acuerdo empezaron a cumplirse pronto. Desaparición de ETA y normalidad institucional. En poco tiempo los vascos no sólo nos quitamos de encima buena parte de la tensión y la bronca de etapas anteriores, sino que además empezamos a sentir de verdad que el final del terrorismo era un hecho y una realidad inmediata.

Seguramente ese efecto tan rápido que produjo el cambio político hizo que el acuerdo firmado fuera perdiendo sentido, y llevara a Patxi López a centrarse en objetivos distintos a los que le habían llevado a Ajuria Enea. Hubiera sido bueno mantener el empuje político, aquella determinación inicial hasta el final.

Pero mereció la pena. Sin duda, mereció la pena. Porque aquel Gobierno de López demostró que es mucho mejor favorecer la moderación y la normalidad desde las instituciones que la bronca y la tensión política. Porque aquel Gobierno alumbró un camino del que estoy seguro Euskadi no volverá a apartarse. Y, sobre todo, porque aquella determinación política contribuyó a cerrar la página del terrorismo de ETA.

La política de fondo que hizo posible aquel acuerdo por el cambio no da réditos ni votos a corto plazo, pero sin discusión ninguna es lo que hay que hacer cuando la guía política es el interés general y cuando se antepone la ciudadanía a la táctica espuria. Creo sinceramente que Euskadi, la sociedad vasca en su conjunto, está mejor reconocida en los objetivos de aquel Gobierno de cambio que en los presididos por Ibarretxe en años anteriores.

Aquel pacto devolvió a la sociedad vasca a su marco natural, al de la pluralidad, al de la diversidad de ideas y maneras de pensar. El PNV de Ibarretxe pretendió estrechar el campo de juego en Euskadi, achicar espacios, y respondimos ofreciendo normalidad política y moderación. Respondimos con compromiso, con generosidad política y con convencimiento democrático.

Se podrá decir a izquierda y derecha que Patxi López cometió errores. Seguro que los tuvo. Yo mismo fui crítico en ocasiones con él, fundamentalmente al final de su mandato. Le critiqué con dureza por atender más los intereses de su partido que sus obligaciones de lehendakari. Pero lo importante es mirar y comparar la Euskadi de antes y la de después de Patxi López.

Antes de López y del cambio había un lehendakari que no respetaba los marcos de convivencia que los vascos nos habíamos dado, un Gobierno que pactaba con el mundo de ETA los principales asuntos parlamentarios, un enfrentamiento político constante con derivaciones en la sociedad y, sobre todo, había una banda terrorista que asesinaba, jaleada por sectores afines que campaban con impunidad. Después de López, nos encontramos con un Ejecutivo vasco consciente del valor y la importancia que tiene garantizar la normalidad institucional, y un partido apoyando al Gobierno que se lo piensa dos veces para no enredarse en la política de Ibarretxe, para no caerse en los muchos demarrajes que le aparecen en la carrera soberanista que mantiene con Bildu. Un País Vasco sin los asesinatos de ETA y con mayor respeto a la ley y a la dignidad humana. En definitiva, hay una mejor Euskadi.

Es verdad que aún queda por hacer, y que la verdadera convivencia en Euskadi se tiene que basar en reconocer a los responsables de haber causado tanto dolor, y en el prestigio de quienes han estado siempre del lado de la democracia, sobre todo de quienes han dado la vida por ella. También es verdad que nosotros habríamos sido más determinantes en estos valores hasta el final. Pero es igualmente verdad que en esos años se dieron pasos cruciales e importantes, y que esos pasos se pudieron dar porque el lehendakari era Patxi López y no su predecesor.

Todos aprendimos entonces. Y aprendimos porque supimos anteponer la tranquilidad del País Vasco y la normalidad del conjunto de España, porque hicimos política de la buena, de la que sabe entenderse con la calle, con los ciudadanos. Sinceramente creo que Euskadi cambió aquel marzo de 2009 y cambió para bien. Seguramente el recorrido de Patxi López en la política dé para más valoraciones. Pero justo es reconocer el camino andado y la aportación hecha en su recorrido por Euskadi. Buena suerte Patxi o como se dice aquí en México, lehendakari Patxi López que tengas unos bonitos años.

ANTONIO BASAGOITI, EL CORREO – 01/06/14