José Luis Zubizarreta-El Correo

  • Por mucho que se diga lo contrario, al PNV y a EH Bildu les va tanto en estos comicios como al PSE y al PSOE en los autonómicos del próximo año

Nunca -que mi ya frágil memoria recuerde- han recibido tan poca atención mediática en unas elecciones generales los partidos de ámbito territorial propio y, concretamente en Euskadi, el PNV y EH Bildu. No es acusación o queja, sino dura constatación. A nadie se le oculta la causa. La polarización que ha vivido la política durante estos años se ha exacerbado aún más, como cabía esperar, en tiempos de campaña y apenas ha dado cabida a quienes, lejos de promoverla, se han visto, al menos en el caso de uno de lospartidos citados, arrastrados por ella. De otro lado, la posibilidad que los sondeos otorgan a la alternancia hace que la atención mediática la hayan acaparado quienes están en condiciones de protagonizarla. Poco sabemos, por ello, salvo por esporádicas menciones, de las expectativas y pretensiones de quienes, con alternancia o sin ella, habrán de tomar relevantes decisiones en la nueva coyuntura que se presente. La situación la ha descrito con mayor crudeza que nadie el candidato socialista por Bizkaia, Patxi López: «Estas elecciones no van ni del PNV ni de Bildu». ¡Toma finura diplomática!

Tan desairada y chulesca afirmación da pie a comenzar esta reflexión con una nota preliminar. Las palabras, además de por lo que dicen, son significativas por el supuesto en que se basan y que a menudo deja aflorar su más auténtico sentido. Y las arriba citadas no suponen ni sugieren otra cosa que no sea la nula esperanza que quien las pronuncia alberga de que el resultado electoral vaya a ofrecer de nuevo a su partido la oportunidad de pedir a quienes con tanto desdén trata el apoyo que le brindaron en la pasada legislatura para acceder al poder y gobernar en una especialmente compleja situación. En tal sentido, no se trata de una mera afirmación despectiva y desagradecida, sino de una clara confesión de derrota. Porque sólo se trata con tanto desdén a aquellos de quienes ya nada se espera, porque todo se ha dado por perdido.

Dicho esto, vayamos al fondo. Y es que, contra lo que las citadas palabras sugieren, el PNV y EH Bildu juegan el próximo domingo, fuera de casa o, como dicen los cronistas deportivos, ‘a domicilio’, un partido cuyo desenlace será tan relevante para el futuro de su propio país como para el general de todo el Estado. Claro que sí van, por ello, estos comicios de esas dos fuerzas políticas, no menos que los del 28-M, aunque titulados locales y autonómicos, fueron, como ahora está viéndose, del partido que el autor de esas palabras representa en cuanto su portavoz en el Congreso. Las contiendas electorales, por fragmentadas que estén en espacios territoriales, se mueven sobre un sustrato común que les da continuidad y no permite disociarlas del todo por el ámbito que cada una ocupa. No le quepa, pues, la más mínima duda a Patxi López de que tanto el PNV como EH Bildu están tan concernidos por estos comicios que analizarán su resultado, no sólo por lo que afecte al ámbito estatal, que es el que a él parece preocuparle, sino, además, por su valor prospectivo y predictivo sobre lo que pueda significar para las elecciones autonómicas vascas del año próximo. Y, por cierto, también estas últimas irán, cuando toquen, del PSOE y, sobre todo, del PSE, que tendrán que tomarlas muy en consideración por la cuenta que les trae. ¡Bien se cuidarán, por eso, Ortuzar u Otegi de ningunear entonces a socialistas vascos y españoles, negándoles su relevancia y afectación por lo que se jugará en ellas!

En resumen, visto lo que pronostican, a excepción de la del CIS, todas las prospecciones demoscópicas que se han publicado, en los comicios generales del domingo se abrirá también para el PNV y EH Bildu un ciclo particular que no se cerrará -y sólo de momento- hasta las autonómicas vascas del próximo año. Se libra así para ellos un duelo particular cuyo aún incierto desenlace les dará pistas para resituarse y reordenar filas con vistas a esa inminente contienda. Y es que no pocos serán los pelos que se habrán dejado ambos en la gatera que ha sido el variopinto y malavenido grupo con que han convivido en el Congreso los últimos cuatro años. Así que no vean los socialistas a Euskadi tan ‘lejana y sola’ como para Lorca estaba aquella Córdoba a la que nunca creía poder llegar. Porque, quiéranlo o no, tan cercanas les están estas elecciones generales al PNV y a EH Bildu, y tan de ellos van, como de los socialistas irán, en su doble versión de PSE y PSOE, las que el año que viene se celebrarán en Euskadi. A ellas tendrán inexorablemente que llegar, si bien, para mayor incomodidad, con las tornas cambiadas entre quienes entonces tengan que pedir y quienes puedan y quieran otorgar. No lo olvide Patxi López.