Llámalo dictadura

PABLO MARTÍNEZ ZARRACINA-EL CORREO

  • Las protestas se suceden en Cuba y el Gobierno se centra en la terminología

Una vez solucionado lo de la palabra ‘dictadura’, en España podríamos evitar el ridículo de aprovechar que el descontento pasa por el Malecón para insistir en la autofagia. Sería mejor probar por una vez eso tan bonito de los discursos: ser el puente entre América y Europa. Y empujar para que en la isla se abran las ventanas. También para que la suma de la crisis pandémica y la crisis endémica no se convierta en el infierno perfecto para los cubanos. No deja de tener gracia que, ante una crisis inédita, el Buró Político del Comité Central del Partido Comunista reaccionase escuchando a Raúl Castro. Luego ya cortaron internet. Quizá Raúl le preguntó a Díaz-Canel porque habla tanto del bloqueo cuando Fidel le aclaró a Obama en uno de sus últimos discursos que no necesitan «regalos del imperio» y le «advirtió» de que Cuba es capaz de producir «todos los alimentos y las riquezas materiales».

Volviendo al Gobierno español, si no hay ánimo para involucrarse en la suerte de un país hermano como pocos, queda la opción de apostar por el método Gila y soltar indirectas. Hay por ahí un régimen que no digo yo que sea una dictadura pero que me ha metido en la cárcel a la corresponsal de ‘ABC’ y la acusa de delitos contra la seguridad del Estado, como si en sus crónicas, en lugar de contar lo que ve en la calle, revelase datos sensibles, secretos militares o algo incluso muchísimo peor.

GOBIERNO

El estreno

María Jesús Montero le dio ayer la alternativa a Isabel Rodríguez como portavoz del Gobierno. Hubo buen ambiente. Montero dijo que Rodríguez trae «frescura». Rodríguez dijo que en sus comienzos «bicheaba» el estilo de Montero. Metidos en estilos, a mí me gustaba el de Méndez de Vigo, siempre a punto de informar sobre la caza del zorro en los Costwolds y de llamar al chambelán para que les diese té caliente a esos periodistas con tan mal aspecto. También me gustaba Sean Spicer, el portavoz de Trump que dijo que Hitler no uso armas químicas contra su pueblo. Isabel Rodríguez parece apostar por un estilo distinto al de su antecesora: sus frases son compatibles con la respiración pulmonar. En honor a la portavoz Montero, recordemos que en su última comparecencia celebró la «dieta mediterránea que tenemos en los países de nuestra órbita: los países mediterráneos» y recordó que todo es bueno con moderación, «mucho más los alimentos que al consumirlos forman parte de nosotros mismos».

FLORENTINO

Bajo escucha

Entre los enemigos del progreso, ninguno tan peligroso como la sinceridad. Nuestro modo de vida pacífico se cimenta sobre elementos secundarios (el derecho, la tecnología, los tóxicos euforizantes), pero tiene su pilar clave en la mentira. La vida social funciona porque la gente miente. Tú no le dices al prójimo lo que piensas de él a cambio de seguir ignorando lo que el prójimo piensa de ti. A eso se le llama civilización. Lo digo porque me preocupa la proliferación de grabaciones. Ahora afloran unas en las que Florentino Pérez dice que Raúl y Casillas son las mayores estafas del Real Madrid. Bueno, a saber qué dirían esos futbolistas de él cuando el club no les aceptaba alguna exigencia, qué sé yo, cobrar algunos meses en elefantes cargados de diamantes por variar. Si no hay por medio un delito o una revelación fundamentalísima, quizá debería alcanzarse el pacto de no escuchar las grabaciones privadas de la gente. Porque, con tanto telefonito sobre la mesa y tanto Villarejo en portada, va a terminar cayendo otro pilar de nuestra civilización: no decirle al prójimo lo que opinas de él, pero sí decirle, salvajemente, lo que opinas de un tercero ausente.