EL CORREO 14/05/14
El asesinato de la líder del PP de León parece «un caso aislado», pero puede constituir «un toque de atención» para los políticos, a juicio de sociólogos y partidos
La opinión de Javier Elzo, licenciado por la Universidad de Lovaina y doctor en sociología por la de Deusto, difiere de la de otros colegas, que prefieren no vincular directamente el asesinato de la líder del PP de León con una eventual escalada de las amenazas a políticos. Aunque el móvil del fallecimiento no ha sido aún esclarecido, Elzo consideró que «este crimen no es un suceso cualquiera». A su juicio, la clase política ha sido víctima de un «‘pim pam pum’, bienvenido y satisfactoriamente saludado». «Quisiera creer que el asesinato de Isabel Carrasco no es el paso fatídico de una escalada contra los responsables políticos que, esta sí, es evidente para quien quiera verlo».
En este sentido, citó algunos casos del acoso a políticos. Entre otros, recordó la concentración ciudadana a las puertas del Parlament para «impedir que los políticos catalanes» pudiesen acudir a la Cámara «para la que fueron elegidos» en las urnas. También los «escraches a personas públicas con la bendición de no pocos opinadores y alguna sentencia judicial». Incluso, subrayó la agresión sufrida por el líder del PSC, Pere Navarro, a manos de una vecina y que Navarro relacionó con el clima de crispación política. Elzo incluyó el tartazo lanzado por activistas contrarios al tren de alta velocidad contra la presidenta de Navarra, Yolanda Barcina.
Inicio del fascismo
«Los responsables políticos pueden, y deben ser, objeto de la crítica ciudadana. Pero hay dos rayas que no se deben sobrepasar. La primera es la que va del razonamiento al insulto. Salvo circunstancias dramáticas (el desahucio injusto, por ejemplo), el que insulta se desautoriza. La segunda línea es cuando se pasa del insulto a la intimidación o agresión personal, cuando no familiar», explicó. En su opinión, «lo más grave es que se vea normal y aceptable traspasar ambas líneas». «Así comenzaron todos los fascismos que en el mundo han sido», advirtió el investigador social.
En una línea diferente, el sociólogo Víctor Urrutia consideró ayer «aventurado» la posibilidad de ligar el asesinato de Isabel Carrasco con la intimidación a políticos. Urrutia, catedrático de Sociología Urbana por la UPV y doctor en Ciencias Políticas por Deusto, lo vio como un caso aislado, «sin relación de causa-efecto» en el clima de indignación social contra partidos e instituciones. «Es mejor esperar a que concluya la investigación policial», indicó. Según su interpretación, la muerte a tiros de la presidenta de la Diputación leonesa reúne «unas circunstancias no motivadas por el ambiente político». Entre otras, apuntó a que el clima de presión que se representa en los escraches «se ha enfriado» ya. Además, destacó que el crimen no parece obedecer a «un arrebato», sino que contiene los elementos de un asesinato planificado, según la Policía. «Lo novedoso es que este fallecimiento se ha producido en una campaña electoral y la distorsiona», señaló Urrutia, que fue director del Gabinete de Prospección Sociológica del Gobierno vasco. El asesinato llegó a encender las luces de alarma en las direcciones de algunos partidos vascos. Horas después del tiroteo, el PP vasco advirtió que «se ha podido cruzar una línea roja» y subrayó que «hay otras formas de expresar el cabreo» en democracia, pese a la «desesperación». Incluso, se planteó la posibilidad de impulsar un acto conjunto en defensa de la labor de los representantes institucionales. En una línea más comedida, la presidenta del partido, Arantza Quiroga, insistió ayer en reclamar «prudencia». «El respeto a la vida está por encima de ideologías y colores políticos. Tenemos que responder como ciudadanos, como parte de una sociedad que quiere vivir y desarrollarse tomando como base el respeto a los demás», explicó. En cualquier caso, la dirección interpreto el crimen como «un toque de atención».