Oculte usted el nombre de Uriarte en sus afirmaciones del lunes, ponga Otegi y a ver quién se entera del cambio. Y no lo digo por lo de la solidaridad con los presos, en lo que Otegi iría bastante más allá y les daría una amnistía a todos. Lo digo por la teoría de la paz justa del obispo, muy en la línea de Otegi, de ETA y de todo el nacionalismo.
El principal problema del discurso de Juan María Uriarte no es que corresponda a un obispo sino que lo suyo es muy representativo de casi todo el liderazgo de la sociedad vasca. De los obispos, de los políticos, de los líderes culturales, de las ONGs, de los artistas, de cualquiera con influencia en los ciudadanos. Y de todo el mundo convenientemente situado respecto al poder. Al poder que había hasta ahora, hasta el pacto PSE-PP. Uriarte es un buen exponente del País Vasco. De una tierra donde incluso los obispos dicen cosas que se confunden con las de Otegi.
Oculte usted el nombre de Uriarte en sus afirmaciones del lunes, ponga Otegi y a ver quién se entera del cambio. Y no lo digo por lo de la solidaridad con los presos, en lo que Otegi iría, por supuesto, bastante más allá y les daría una amnistía a todos. Lo digo por la teoría de la paz justa del obispo, muy en la línea de Otegi, de ETA y de todo el nacionalismo. Aquí hay un conflicto, hay que dialogar, y para superar la violencia, unos y otros, o sea, demócratas y terroristas, deben aceptar un recorte de sus aspiraciones políticas. Para lograr la paz justa, concluyó Uriarte.
Con este panorama, no hay manera, ni de acabar con el terrorismo ni de superar el miedo. O no había, si es que Patxi López hace bien las cosas y el pacto con el PP funciona. El liderazgo político mueve montañas, por el presupuesto que maneja y por la nueva divisoria que establece entre vencedores y derrotados. Una cosa y otra recortarán notablemente los estímulos para hacer guiños a los terroristas y para propugnar la paz justa del obispo.
Y no veo muy factible un movimiento de resistencia nacionalista como el que dan a entender los sindicatos nacionalistas con su convocatoria de huelga. Más que nada porque el españolismo es muy fuerte en el País Vasco. Y ahora que tiene el poder, se va empezar a notar.
Edurne Uriarte, ABC, 2/4/2009