- Pertenezco a ese reducido grupo de brujos, chamanes y agoreros del apocalipsis a los que con tanto respeto se refiere frecuentemente Sánchez
Si días atrás había sido la peculiar ministra de Hacienda, nuestra ágrafa M. J. Montero, la que se atrevió a afirmar que ellos gestionaban mejor la economía que los partidos de centroderecha, el pasado viernes fue el propio Pedro Sánchez el que realizó la misma afirmación, evidenciando que lo afirmado por la telonera y refrendado por su jefe va a convertirse en uno de los ejes de la campaña socialista para las elecciones locales de dentro de mes y para las generales de fin de año.
Desde luego hay que tener mucho cuajo para afirmar algo así sin que se te descomponga la cara, pero ellos la tienen y han dado flagrantes pruebas en la Historia reciente. Recordemos que Rodríguez Zapatero también se atrevió a decir que «bajar los impuestos es de izquierdas» o peor aún, que entre el final de 2017 y el inicio de 2010, en medio de la mayor debacle que ha sufrido la economía mundial desde 1929, fue capaz de negar categórica y recurrentemente -con voz impostada y la sonrisa pegada en la cara- la existencia de la crisis económica hasta que la realidad y la Unión Europea le obligaron a promulgar el célebre Decreto Ley del mes de mayo en el que congeló las pensiones y redujo el sueldo de los funcionarios. Pero bueno, Sánchez ha demostrado sobradamente que es capaz de hacer lo que hizo Zapatero y mucho más. Ahora bien, llegar a autocalificarse como el campeón de la gestión económica se parece demasiado a las simulaciones que en su día perpetró el «pequeño Nicolás». Lo bueno de la economía es que las afirmaciones falsas se pueden rebatir con datos y con realidades que no se pueden camuflar. Vamos a ello.
Empezando por el PIB ha de constatarse que por la “buena” gestión económica de Sánchez, España aún no ha recuperado en términos reales la dimensión previa a la pandemia, toda vez que los aumentos acaecidos en los dos últimos años, 5,5% en cada uno, no han compensado la disminución que del 11,3% tuvo lugar en 2020. Es sabido que, en la recuperación de nuestro PIB, estamos a la cola entre los países de la Unión Europea, varios de los cuales recuperaron en su solo ejercicio el nivel previo a la pandemia. Hemos de pasar a otras cuestiones para ver si se verifica lo afirmado por Sánchez.
Tampoco en nuestras cuentas públicas es posible encontrar pruebas de la “magnífica” gestión de la economía que está realizando Sánchez
Así, él heredó un déficit público de 31.224 euros y lo ha elevado hasta 63.776 euros, pasando así de que representara un 2,59% del PIB a que actualmente sea el 4,81%. Quiere decirse que cuando llegó a La Moncloa cumplíamos el límite de la regla fiscal de la Unión Europea (3%) y hoy lo excedemos en más de un 60%. No ha ido mejor la cosa con la deuda pública, pues el importe que Sánchez heredó ascendía a 1,2 billones de euros y él ha conseguido que aumentara hasta 1,5 billones, en tanto que, en relación con el PIB, ha pasado de representar un 100,40% a constituir ahora un 113,20%, incumpliéndose en ambas fechas el límite del 60% fijado la regla europea, pero incumpliéndolo ahora en mayor medida Como vemos, tampoco en nuestras cuentas públicas es posible encontrar pruebas de la «magnífica» gestión de la economía que está realizando Sánchez.
Tampoco es posible encontrarlas en la inflación, dado que los datos correspondientes a los dos últimos años, 6,55% en 2.021 y 5,70% en 2.022, se corresponden con los máximos históricos desde 1.990. Y, además, la subyacente es aún mayor, pues supera el 7%. Y lo anterior sin olvidar que el alza interanual del precio de los productos alimenticios supera el 16% con el correspondiente encarecimiento de la cesta de la compra que, como se sabe, está creando serias dificultades a las familias españolas. No se percibe tampoco la «extraordinaria» gestión económica de Sánchez en la prima de riesgo asignada a España, pues si el 28-05-2018, día inmediatamente anterior a la presentación de la moción de censura que le aupó al poder, estaba situada en 92 puntos por encima del riesgo vinculado a Alemania, hoy ha empeorado y es superior al de ésta en 102,8 puntos.
Lo único que gestionan “extraordinariamente” los socialistas es la propaganda, actividad que cuando va referida a la política suele incorporar datos falsos o maquillados
Habrá que buscar otros datos para encontrar las pruebas que estamos buscando. Intentando encontrarlas en el sector de transporte, basta con preguntarles a los extremeños, cántabros y asturianos por la llegada del tren rápido a sus territorios, tal como les prometió Sánchez. También cabe preguntar a los murcianos y valencianos por la «excelente» gestión hidráulica del actual Gobierno, o a los agricultores y ganaderos por la «exitosa» política agropecuaria de Sánchez y los suyos. Relacionado con esto último, sería interesante conocer la opinión de los españoles que residen en la España despoblada por las «excelentes» medidas que para combatir la despoblación ha adoptado el Gobierno Sánchez. Y, preguntados unos y otros, seguiremos sin detectar su «maravillosa» gestión de la economía.
Desengañémonos. Lo único que gestionan «extraordinariamente» los socialistas es la propaganda, actividad que cuando va referida a la política suele incorporar datos falsos o maquillados, cuestión que nos conduce a la última gestión «genial» del Gobierno Sánchez: la evolución del paro. Ahí si que las estadísticas oficiales confirman su afirmación relativa a que gestionan la economía mejor que el centroderecha. Pareciera que sí, pues heredó una tasa de paro en torno al 15% que habría conseguido reducir al 12,8%. Sucede que si al número oficial de 3.023.000 parados, según la última EPA publicada por el INE, se le añaden el número de contratos fijos discontinuos que, siendo antes marginal, ahora están disparados hasta la cifra de 578.816 por obra y gracia de las limitaciones impuestas a los contratos temporales por la tránsfuga -de hecho- Yolanda Díaz, resulta que la tasa real de paro es hoy un 15,25%, siendo absolutamente ficticia la mejora que reflejan las estadísticas oficiales. Es lo que tiene la propaganda política, que es capaz de convertir el agua en vino, aunque dada la actual sequía mejor nos iría si Sánchez fuera capaz de transformar el vino en agua.
No quiero concluir este artículo sin recomendar a los militantes, simpatizantes y votantes socialistas que no hagan demasiado caso a su contenido. A fin de cuentas, pertenezco a ese reducido grupo de brujos, chamanes y agoreros del apocalipsis a los que con tanto respeto se refiere frecuentemente Sánchez. Lo malo es que también formo parte de ese enorme conjunto integrado por todos los españoles, conjunto que está sufriendo y sufrirá las consecuencias de la «impresionante» gestión económica de nuestro presidente de Gobierno.