EL CORREO 28/05/14
· Anuncia su marcha en septiembre porque el partido necesita «nuevas caras» y a los socialistas no les basta «con cambiar la foto del cartel»
«Los nuevos tiempos exigen nuevas caras». Patxi López comenzó ayer a cerrar la etapa que arrancó el 23 de marzo de 2002, cuando accedió a la secretaría general del PSE para relevar a Nicolás Redondo Terreros. La sucesión de malos resultados de los tres últimos años, cuyo colofón fue el batacazo del domingo en las europeas –pérdida de la mitad de los votos–, y el paso dado por Alfredo Pérez Rubalcaba al anunciar su próxima marcha dejaba al exlehendakari ante una única salida. La convocatoria de un congreso extraordinario que ayude «a cambiar esta deriva preocupante» y que «defina nuevas políticas» y «alternativas» con «nuevas personas». Su adiós definitivo será en septiembre y no está del todo claro quién le relevará, aunque todas las miradas apuntan a Idoia Mendia. El futuro de López también es una incógnita. Por ahora seguirá de parlamentario vasco y es probable que tenga un papel destacado en la ejecutiva federal que salga del cónclave de julio, pero que participe en la carrera para suceder a Rubalcaba, como algunos sectores del partido habían barajado, queda prácticamente descartado.
El anuncio del abandono se confirmó en una rueda de prensa en la que el líder del PSE compareció solo. Apareció relajado, como si se hubiese quitado un peso de encima. Poco después comió con todos los que habían sido sus consejeros en el Gobierno en un restaurante de Bilbao.
Veinticuatro horas antes, Rubalcaba se había reunido en Madrid con los miembros de su equipo y había llegado a la conclusión de que la derrota de las europeas lo cambiaba todo. En esa cita estuvo López, y en ella trasladó la idea de que el único camino posible era que se diese paso a un nuevo liderazgo. Después voló a la capital vizcaína y se reunió con los dirigentes del PSE para confirmarles que en Euskadi tampoco había más opciones.
La decisión se había barruntado la noche del domingo, en cuanto se conocieron los resultados electorales. Los socialistas vascos apenas superaron los 104.000 votos y recabaron el 13% de apoyo, los datos más bajos de su historia. López vio que el congre-
so extraordinario era inevitable. «Estábamos obligados a hacer esto en España, pero también en Euskadi», afirmó ayer en la sede de Alameda de Rekalde, en una comparecencia en la que constató que los gestos que había ‘vendido’ el PSE durante los últimos años para atraer al electorado progresista no habían dado sus frutos. «Cuando en febrero del año pasado celebramos el congreso, lo hicimos con una voluntad de regeneración y apertura que no ha tenido resultados positivos», añadió.
El todavía líder del PSE afirmó que los malos datos del domingo son «una clara llamada de atención por parte de las bases de izquierdas de este país» y obligan a los socialistas a responder «a este mensaje». «Y no es suficiente decir que lo hemos oído, porque eso ya lo dijimos antes. Entendemos que toca ya un nuevo cambio y dejar paso a una nueva dirección», admitió vaticinando el fin de «un ciclo».
Pintado este cuadro, el exlehendakari miró al futuro. Y la primera parada será la celebración de un comité nacional el martes de la semana que viene. Será este órgano el que fije la fecha oficial del congreso extraordinario. El calendario no está concretado de forma definitiva, pero lo más probable es que sea el tercer fin de semana de septiembre, días 20 y 21. Será entonces cuando se cierre de forma absoluta la etapa de López al frente del PSE y cuando se desvelen las dos grandes incógnitas que quedan abiertas: cuál es su futuro y quién le sustituirá en la secretaría general del partido.
«Ir más allá»
Hace escasas 72 horas había un guión más o menos claro. Aunque él no lo había confirmado, todos sus compañeros le situaban en la carrera para participar en las primarias previstas en noviembre con el fin de elegir al nuevo cabeza de cartel del PSOE para las generales de 2015. Pero la debacle de las europeas ha movido todo.
«No basta con cambiar la foto de nuestro cartel electoral, sino que tenemos que ir más allá y repensar nuestro partido», subrayó ayer López. La nueva hoja de ruta pasa por un congreso en julio, en el que se elegirá al sustituto de Rubalcaba y después las primarias. El secretario general del PSE, incluso, se mostró partidario de retrasar los comicios internos hasta después de las municipales de mayo del año que viene.
La posibilidad de que el exlehendakari se presente al congreso no está descartada sobre el papel. De hecho, él mismo dejó ayer la puerta abierta a esa posibilidad al afirmar que el «guión no está escrito» y que estará «allí donde el partido crea que es necesario». Dirigentes del PSE sostienen que las conversaciones de López con otros dirigentes territoriales y con la cúpula de Ferraz están siendo constantes y que, en teoría, sus opciones no han caído a pesar de los malos resultados del domingo. Es decir, que el líder del PSE mantendría la mayoría de los apoyos orgánicos que tenía antes de las europeas.
Pero esa teoría choca con una dura realidad. El ascenso de Podemos y la confirmación de que el PSOE no atrae a los votantes progresistas ha hecho ver a la mayoría de los cargos internos y al propio López que la sociedad busca un perfil distinto. «Me gusta más el colectivo, el partido, que el culto al líder, así que lo importante no es el dónde estemos cada uno, sino dónde podemos hacer más», sentenció el exlehendakari, quien también fijó la hoja de ruta que debe seguir el partido durante los próximos años: «Tenemos que adaptarnos al ritmo de las exigencias de los progresistas, mantener nuestra base ideológica de izquierdas y adaptarla a la nueva realidad».
Quienes conocen bien al hijo del histórico sindicalista Eduardo López Albizu creen que su futuro pasa por otros derroteros. La próxima ejecutiva no sólo va a necesitar un nuevo líder de referencia, sino también un equipo que sea respetado por otros dirigentes del partido, por los barones territoriales. Y esas características sí las cumple. «Patxi puede ayudar mucho a cohesionar el PSOE. Va a trabajar para que el próximo congreso salga bien», recalca un compañero.