De esta forma, el PSOE afrontaría las elecciones generales con un candidato a presidente del Gobierno que al mismo tiempo sería el nuevo secretario general del partido. ¿Quién? Todas las miradas se dirigen a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Patxi López se puso ayer el traje de ‘barón’ socialista, dio un golpe encima de la mesa en el proceso abierto dentro del PSOE para elegir al sucesor de José Luis Rodríguez Zapatero y pidió lo que hasta ahora no había hecho nadie de forma pública y oficial: evitar las primarias y reclamar que el congreso previsto para el año que viene se adelante a los próximos meses. De esta forma, el PSOE afrontaría las elecciones generales con un candidato a presidente del Gobierno que al mismo tiempo sería el nuevo secretario general del partido. ¿Quién? Todas las miradas se dirigen a Alfredo Pérez Rubalcaba.
Un día después de que la ejecutiva federal del partido abriese el calendario para la puesta en marcha de unas elecciones internas destinadas a elegir al futuro aspirante a La Moncloa, el líder del PSE y lehendakari dejó claro que esta «fórmula democrática» no es lo que necesita su formación ni lo que le exigen los ciudadanos. Se requiere, insistió, «una profunda reflexión» y una «regeneración», y eso pasa por un cónclave capaz de definir «una nueva propuesta» para volver a ser «el gran referente de los progresistas».
La reflexión lanzada ayer por López durante una rueda de prensa para valorar los resultados del domingo no es producto de un calentón. El líder del PSE subrayó que la decisión había sido tomada de forma unánime por la ejecutiva de los socialistas vascos reunida el lunes. Pero el debate viene de lejos.
Desde que la marcha de Zapatero empezó a ser una opción sólida, los principales dirigentes del PSE defendieron la necesidad de mantener la unidad interna para tener alguna posibilidad el año que viene. Pero cuando el 2 de abril el presidente del Gobierno anunció en un comité federal que no repetiría como candidato, los socialistas vascos hacía semanas que habían diseñado la hoja de ruta que veían adecuada para garantizar un relevo ordenado.
Aquel día, todos los dirigentes socialistas se conjuraron para eludir el debate sobre las primarias hasta después de las elecciones municipales. La consigna se ha respetado, pero, aun así, la debacle del PSOE ha sido histórica. Superados los comicios, la carrera ha empezado. Los dos candidatos que están sobre la mesa son Rubalcaba y Carme Chacón, ministra de Defensa. En principio, buena parte del partido era partidaria de que hubiese un único aspirante: el titular de Interior. Los que apuestan por esta fórmula defienden la experiencia de un «valor seguro».
Debate sucesorio
Pero la política catalana no está dispuesta a dar el brazo a torcer. A su favor juega que se trata de un rostro relativamente fresco. Hay quienes también han defendido la hipótesis de un ‘ticket’ electoral integrado por ambos. En cualquier caso, Zapatero seguiría siendo secretario general del partido hasta después de las generales de 2012, cuando se celebraría un congreso.
Pero este escenario no agrada a buena parte del PSOE, incluido el PSE. Los socialistas vascos consideran que el partido no puede llegar a unas generales con un candidato que no sea al mismo tiempo el secretario general. Las primarias, insisten, solo servirían para prolongar el debate sucesorio y para que floreciesen las divisiones internas, una tesis que se enfrenta de forma directa al recorrido sucesorio planteado por el propio Zapatero.
La única solución, sostienen, es celebrar un congreso que unifique el discurso y del que salga un líder fortalecido. Pero como reconoció el propio López, un cónclave de este tipo es «arriesgado» porque puede haber más de un candidato.
En 2000, Zapatero fue elegido tras ganar a José Bono, Matilde Fernández y Rosa Díez (ahora, dirigente de UPyD). En esta ocasión, al menos estarían Rubalcaba y Chacón. «Pero sería mejor que unas primarias porque una vez elegido el nuevo secretario general, todo el partido se pondría a sus órdenes», sostenían ayer en el PSE. Como ocurrió con el actual jefe del Ejecutivo, quien, en todo caso, agotaría la legislatura.
«Hay que abrir un debate para corregir errores», sostuvo López, quien defendió un proyecto que «revitalice los valores de la izquierda». «Las primarias no pueden ser la única respuesta a lo que sucedió el domingo», insistió el lehendakari, quien durante la rueda de prensa subrayó que no había consultado con ninguna otra federación antes de pedir publicamente la celebración del congreso. Sin embargo, se hace difícil creer que dirigentes como el extremeño Guillermo Fernández Vara no estuviesen al tanto de su anuncio.
Los órganos competentes para convocar un congreso son la ejecutiva y el comité federal. El sábado se celebra uno y será ahí donde el lehendakari defienda su propuesta. El cónclave podría ser en julio, aunque tampoco es descartable una demora hasta octubre. El PSOE tendría entonces un nuevo secretario general, no así un candidato a presidente. Porque los estatutos señalan que el cabeza de lista debe salir de unas primarias. Pero nadie piensa que haya un militante que tenga el arrojo de enfrentarse a un líder recién salido de un congreso.
La petición del lehendakari coge por sorpresa a la ejecutiva federal
La petición de Patxi López de celebrar un congreso en el PSOE cogió ayer por sorpresa a la mayoría de la ejecutiva socialista federal, a la que también pertenecen Rodolfo Ares y Eduardo Madina, ya que durante la reunión del lunes ninguno de los dos dijo nada al respecto.
Además, para que se convoque el congreso debería dimitir la dirección actual, lo que llevó a algunos miembros del PSOE a interpretar la demanda del lehendakari como una exigencia de responsabilidades por los malos resultados electorales.
A esto hay que añadir el malestar generado entre los partidarios de Chacón, que consideran que las palabras de López son una treta para blindar a Rubalcaba. Sin embargo, tanto el vicepresidente primero como el ministro de Fomento, José Blanco, declinaron comentar la propuesta. Tampoco Manuel Chaves. El secretario de Organización, Marcelino Iglesias, defendió la necesidad de primarias, mientras que el extremeño Guillermo Fernández Vara afirmó que «tan democrático es un congreso como unas primarias».
Quien no lo tiene tan claro es Alfonso Guerra. El exvicepresidente dijo que «mejor» un congreso que las primarias.
EL CORREO, 25/5/2011