López se abrirá al diálogo normalizado con Bildu si «se quita el tapón de ETA»

DIARIO VASCO, 5/9/11

El lehendakari contempla en su plan abordar el tema de los presos si acaba la violencia. Perfila la iniciativa de convivencia que presentará en el pleno de política general el día 29

El lehendakari dibujará en el pleno de política general un escenario que contemplará la posibilidad de un diálogo normalizado con Bildu y la izquierda abertzale en el momento en que desaparezca ETA, según fuentes autorizadas del Ejecutivo. Patxi López, junto a un equipo de asesores, que incluye a un importante grupo de personas no integradas en la dirección del PSE-EE, sigue perfilando los detalles de un ambicioso plan de convivencia y paz con el que pretende situarse en posición de vanguardia de cara a un nuevo curso político que puede ser el del final definitivo del terrorismo, en un momento en que se cumple un año del anuncio de ETA de «cese de acciones ofensivas».

LA CIFRA
29

de septiembre es el día fijado para celebrar el pleno de política general en el Parlamento Vasco. En las últimas semanas se había barajado la posibilidad de que se adelantase al día 22, pero, salvo cambio de última hora, será el 29. Esta circunstancia hará que el PNV celebre el Alderdi Eguna, el día 25, antes de ese pleno, cuando tradicionalmente ha solido celebrar la fiesta del partido tras la sesión.

La iniciativa que presentará el mandatario socialista el día 29 busca sentar las bases a futuro para abrir «el ciclo de la concordia», en expresión acuñada por el mandatario vasco, una vez cerrado el «ciclo violento». Solo en ese momento, «una vez quitado el tapón de ETA», y sin condiciones previas como la legalización de Sortu, se abrirá «un nuevo estadio» en el que el lehendakari está dispuesto a la convivencia política e institucional normalizada con Bildu y, también, a abordar «los efectos del terrorismo», incluida la cuestión de los presos, insisten las fuentes consultadas. Y todo ello desde un «relato que refleje fielmente» lo sucedido en Euskadi en estas décadas marcadas por el terrorismo, y endose la responsabilidad de lo ocurrido a ETA.

López va dosificando sus mensajes, que combinan la firmeza con la flexibilidad si dan determinados pasos. El martes en Miramar combinó una frialdad calculada en el saludo institucional a los miembros de Bildu, con una invitación a la izquierda abertzale a afrontar un «momento histórico». El viernes, en una entrevista en la radio pública vasca, mezcló un tono de exigencia al mundo de la antigua Batasuna para que le quite «el respiradero a ETA» con la posibilidad de desarrollar un plan de «concordia y convivencia» si la organización terrorista pone el punto y final.

Diagnóstico

Bajo esta filosofía ultima el lehendakari su oferta para el pleno de política general, que incluirá también otros planes, con los que pretende marcar la agenda de los próximos meses, sobre la reforma fiscal o la creación de empleo, entre otros. El Gobierno Vasco coincide con la izquierda abertzale en la necesidad de «acelerar el final del ciclo de la violencia», pero, al contrario que ésta, recuerda que no hay atentados, pero «la amenaza no ha desaparecido». El diagnóstico del Ejecutivo socialista es que «existe una conformidad táctica entre la izquierda abertzale y ETA de que esto se ha acabado». Pero el lehendakari no quiere hacer nuevos gestos hacia el mundo independentista en tanto en cuanto no «cese, de forma urgente, la amenaza latente».

Al mismo tiempo, y eso es lo que expondrá López el día 29, aunque se desconoce con qué grado de claridad, el Gobierno Vasco lanzará el mensaje de que, una vez quitado «el tapón de ETA» se abre «un nuevo estadio». Es en este nuevo ciclo en el que el lehendakari está centrando su plan para la convivencia entre vascos, desde un relato que «refleje fielmente lo sucedido» porque, en palabras de López «no se puede pasar página como si no hubiera pasado nada, tal y como quieren algunos, porque si se olvida lo que ha pasado puede volver a ocurrir y así no se puede construir una sociedad con valores».

El reconocimiento de las víctimas de ETA jugará un papel capital en la propuesta del lehendakari, al igual que la reparación de los afectados por otro tipo de violencia, sea la de grupos terroristas de ultraderecha como las denominadas víctimas de «motivación política» o de abusos policiales.

Pero si se consolida definitivamente el escenario sin violencia, el lehendakari y su equipo están también dispuestos a la posibilidad de mantener una «relación política e institucional normalizada» con Bildu y la izquierda abertzale. En su entrevista en Radio Euskadi lo dejó caer al referirse a la frialdad de su saludo con el diputado general de Gipuzkoa, Martin Garitano (Bildu). «Esto cambiará cuando asuma la responsabilidad que le corresponde», señaló.

El lehendakari se ha hartado de repetir este verano que el anuncio por ETA del abandono definitivo de las armas no puede estar condicionado ni a la legalización de Sortu ni a la aplicación por el Gobierno central de una política penitenciaria más flexible. Sólo sin violencia estaría dispuesto a abordar «los efectos del terrorismo», incluida la cuestión de los presos. En todo caso, el lehendakari es consciente de que Euskadi está «en mejor situación que nunca» para acabar con el terrorismo y quiere institucionalizar ese final, dejándolo en manos de la sociedad, evitando que sean ETA o la izquierda abertzale quienes lo condicionen.

Los socialistas vascos son conscientes, además, de que el PP, a través principalmente de sus dirigentes vascos, está resituando su discurso ante la expectativa de un final de la violencia de ETA en Euskadi y la posibilidad de que sea Mariano Rajoy el encargado de gestionarlo. Algunas voces populares, por ejemplo, se atreven ya a hablar de resolver cuestiones como las de los presos si se consolida irreversiblemente el escenario sin atentados.

DIARIO VASCO, 5/9/11