EL MUNDO – 01/06/15
· La Cruz Roja o la Fundación Chirac pedirán que los Estados cambien la política penitenciaria.
· La izquierda abertzale prepara en la Asamblea Nacional francesa, el 11 de junio, con el respaldo de numerosas personalidades y fundaciones internacionales, su penúltimo cartucho de presión contra el Estado español –y también contra el francés–, a favor de ETA; o, más concretamente, a favor de resolver en términos que le sean propicios sus dos problemas fundamentales: los presos y los huidos con causas pendientes a los que prometieron una pronta resolución de su situación en vano tras el «cese definitivo de la violencia».
En esta ocasión, la organización Bake Bidea, con la ayuda del mediador internacional Brian Currin,ha elegido la Sala Victor Hugo del Parlamento de París para escenificar lo que denominan la Conferencia Humanitaria por la Paz en el País Vasco.
Los líderes de la izquierda abertzale buscan una gran repercusión, que seguramente conseguirán, pero que no es incompatible con una preocupación que algunos de ellos albergan y que se ha intensificado tras el hallazgo el jueves del que pudiera ser el último gran almacén de ETA: una parte muy representativa piensa que si la organización terrorista no da un paso relevante pronto, el acto convocado en Francia puede ser considerado un nuevo paripé para engañar a los más crédulos.
El encuentro en París aspira a ser la continuación de la Conferencia de Paz de Aiete celebrada en San Sebastián en octubre de 2011 y que fue organizada como preludio del anuncio del «cese definitivo de la violencia»; y aspira a ser también la prolongación del Forum de Baiona, que estuvo precedido por el simbólico –que resultó tan insuficiente que llegó al ridículo–sellado de armas de 2014, filmado por los mediadores internacionales encabezados por el profesor Manikkalingam.
Sin embargo, en esta ocasión, al menos a día de hoy, la izquierda abertzale, no ha logrado arrancar a la banda un compromiso que respalde con hechos la celebración de la Conferencia. Son varios los motivos que han impedido, según los expertos que, esta vez, los convocantes puedan poner sobre la mesa un logro directo que pudiera atribuirse al evento.
Entre esos motivos están algunas contradicciones entre la izquierda abertzale y ETA, intereses encontrados, dificultades para establecer contacto –aunque finalmente lo han logrado–, la situación de absoluto desgaste de la banda y un elemento muy relevante: el cálculo de que cualquier gesto público que pueda realizar ETA podría resultarle más rentable tras las próximas elecciones generales.
Así, según los expertos, ETA «está entre que no quiere y no puede» realizar un gesto relevante. Por una parte, tampoco tiene tanta capacidad de maniobrar y de buscar sus armas –las que les puedan quedar– sin que sus miembros sean detenidos. Por otra, prefiere esperar seis meses, por si cambia el Ejecutivo o el PP pierde la mayoría absoluta, y el nuevo Gobierno resulta ser más receptivo y comprensivo con su necesidad de negociar y encontrar salida a sus presos y a sus huidos. Se trataría también, así, de ahuyentar la idea de la derrota.
Hasta aquí las inquietudes. Porque lo cierto es que el acto de París también tiene garantías. El hecho es que hay muchas posibilidades de que las funciones de reclamo internacional y de propaganda interna queden cubiertas porque la mayor parte de las personalidades que han atendido la llamada de Bake Bidea piensan que –haga ETA lo que haga– para la «resolución del conflicto» sería bueno un cambio de actitud de los gobiernos español y francés.
Entre ellas están, a menos que se vuelvan atrás después de haber sido muy receptivos hasta ahora, Pierre Joxe –ex ministro del Interior galo–, Raymond Kendal –ex secretario general de Interpol–, Marc Gentilium –presidente Honorario de la Cruz Roja francesa–, Claude Chirac –hija del que fuera presidente de la República y vicepresidenta de la Fundación que lleva su nombre– y, por el momento, las parlamentarias Frèderique Espagnac (socialista muy cercana a los asesores del presidente Hollande), Colette Capdevielle y Sylviane Alaux.
Según las fuentes consultadas, el patrocinio está corriendo a cargo de la Liga de los Derechos Humanos, la Cruz Roja Francesa, la Fundación Chirac y una institución dedicada a la resolución de conflictos denominada Fundación Berghof, no gubernamental y con sede en Alemania, que lleva mucho tiempo dedicada al asunto vasco aunque su función no ha trascendido públicamente.
En el acto convocado en el Parlamento galo podrían intervenir el presidente de Honor de la Liga de Derechos Humanos, Michel Turbiana, Anaïs Funosas por Bake Bidea, Brian Currin y Max Brisson, del UMP, miembro del Consejo de Desarrollo General de los Pirineos Atlánticos.
Al final está previsto que se haga público un manifiesto realizando un llamamiento a ETA para que se desarme y a los estados español y francés «para que colaboren en el camino de la paz y de la reconciliación», y para que realicen una modificación de la política penitenciaria.
EL MUNDO – 01/06/15