ABC – 09/01/16
· Susana Díaz le quita presión restando importancia al retraso del 39 Congreso del PSOE y evita postularse para que no la acusen de torpedear su liderazgo.
· González, en la sombra Ideó la cita de Sánchez con António Costa en Lisboa y está detrás de la rebaja de tensión en el partido.
La comunicación entre Pedro Sánchez y buena parte de los barones del PSOE venía siendo escasa desde la tensa reunión que mantuvieron la tarde-noche del 27 de diciembre en Ferraz, seguida de un tenso Comité Federal, al día siguiente. Pero la «vieja guardia» ha mediado desde entonces. Sánchez viajó hasta Lisboa el jueves –una estrategia ideada por Felipe González, según algunas fuentes socialistas– para escenificar allí su propuesta de «gran coalición» progresista «a la portuguesa» y ayer recibió el respaldo, nada menos, que de Susana Díaz.
Aunque los críticos tienen puestas en ella sus esperanzas para relevar a Sánchez, la presidenta andaluza compareció por sorpresa en una entrevista en Canal Sur para mostrar «apoyo y confianza» en Sánchez para su negociación con Podemos; eso sí, la línea roja de no sentarse mientras los de Pablo Iglesias no renuncien «previamente» al referéndum catalán, se mantiene. Será la prueba de que el pacto al que lleguen no será «a cualquier precio», no podrá incluir la consulta.
Además, Díaz deja abierta su aspiración a liderar el partido en el futuro si al secretario general no le sale bien la jugada, como en el fondo sospecha va a ocurrir, aunque evitó hablar de su candidatura, para que no la acusen de torpedearle. Entre líneas, dejó claro que ve imposible ese gobierno de izquierdas porque «la aritmética da para lo que da», tras lo cual entonó una especie de «por mi no va a quedar». No es que ella y los presidentes asturiano, Javier Fernández; castellano-manchego, Emiliano García-Page; valenciano, Ximo Puig; aragonés, Javier Lambán; y extremeño, Guillermo Fernández-Vara, hayan cambiado de opinión. Siguen pensando que el «modelo portugués» de António Costa no es aplicable porque la izquierda no «suma».
Habría que unir al independentismo y eso es algo malo para España y muy malo para el PSOE, como la experiencia del «tripartito» catalán con ERC demostró; y además, tienen la convicción de que Podemos está «jugando» con Sánchez porque solo busca unas nuevas elecciones para dar el «sorpasso» al PSOE. Lo que ha cambiado es que, viendo el empecinamiento de Sánchez y de que cuenta con el apoyo de la «vieja guardia» (de los «popes» que siguen mandando en el partido aunque no se sienten en Ferraz) para no empeorar las cosas para el PSOE, no están dispuestos a ser los «malos» de la película.
«No es tanto lío» el retraso
Con su intervención de ayer, la líder del PSOE andaluz se quita de encima la presión por presentar ya las 80 firmas –el 30% de los 250 miembros del Comité Federal– que iban a obligar a Sánchez a citar otra vez al máximo órgano entre congresos para, una vez ahí, quitarle el control de la convocatoria y gestión del 39 Congreso federal. Sobre todo, teniendo en cuenta la experiencia de Susana Díaz en los congresos federales, en los que la balanza puede inclinarse en el último momento a favor del menos esperado, como ocurrió con el duelo Carme Chacón y Alfredo Pérez Rubalcaba, donde perdió la opción preferida por el PSOE andaluz.
Díaz intentó ayer sacar de la pelea interna el asunto del calendario porque «no es tanto lío» volver a convocar al Comité Federal dentro de unas semanas, poner fecha al 39 Congreso y celebrarlo «con total normalidad». «Hay tiempo para todo (…) Este país está preocupado de quién lo va a gobernar y si va a tener gobierno. Después tocará si el PSOE hará congreso». Primero hay que saber, este lunes, si se repiten elecciones en Cataluña, y convocar la cita después de esas urnas, de mediados de marzo en adelante, es decir, cuando quería la dirección federal que lidera Pedro Sánchez.
La presidenta andaluza y sus socios en la oposición a Sánchez levantan así el pie del acelerador en este momento crítico. Están convencidos de que el «pentapartito» no es más que una «huida hacia adelante» suya para evitarse rendir cuentas por los malos resultados el 20-D (1,5 millones de votos y 20 escaños menos que en 2011) y no quieren proporcionarle coartadas ni hacer «daño» al PSOE. Pasarán factura en el 39 Congreso.
ABC – 09/01/16