EL MUNDO – 25/01/16
· El líder socialista se reúne esta semana con los críticos para buscar un consenso .
· Las espadas siguen en alto en el PSOE. La aparente paz que se respira algunos días no es tal. Son sólo treguas pasajeras en la guerra abierta entre el secretario general, Pedro Sánchez, y sus principales barones, encabezados por la presidenta de la Junta de Andalucía, Susana Díaz. Muchos de estos dirigentes consideran que un pacto con Pablo Iglesias sería «un suicidio».
La desconfianza de seis de los siete presidentes socialistas hacia el secretario general es total y el tiempo de negociación con Podemos y con Ciudadanos puede convertirse en una pesadilla para Sánchez, ya que sus dirigentes no quieren dejarle las manos libres. El líder del PSOE pretende llegar a una posición de consenso con ellos antes del Comité Federal del próximo día 30.
Los barones quieren marcar y controlar el complejo camino que le espera al secretario general del PSOE. Aunque aún no hay una postura común cerrada, varios dirigentes territoriales de mucho peso van a reclamar que del Comité Federal del próximo sábado salga, como mínimo, el compromiso de que si Pedro Sánchez alcanza un acuerdo de investidura o de Gobierno este pacto deba después ser ratificado en un plazo breve por un Comité Federal convocado para ello. Este cónclave podría celebrarse 48 horas después del acuerdo.
De esta forma, los dirigentes territoriales se asegurarían el control sobre lo pactado. El acuerdo siempre tendrá que estar negro sobre blanco en un documento que se haría público. «Lo que no vamos a permitir es la política de hechos consumados a la que nos tiene acostumbrados y que Sánchez haga lo que quiera», aseguró ayer rotundo a EL MUNDO un destacado barón regional.
Algunos de los presidentes más enfrentados al líder socialista son partidarios incluso de aprobar una nueva resolución más dura que la del mes de diciembre, que ate más las manos al secretario general y haga casi imposible un acuerdo para que alcance el Gobierno de España. Sin embargo, fuentes socialistas consideran que esta posición de máximos no terminará planteándose. La militancia no entendería que el PSOE bloqueara cualquier posibilidad de acuerdo, aunque las cuentas no salgan, al tener los socialistas sólo 89 diputados.
Antes del Comité Federal, Pedro Sánchez intentará acordar una posición de consenso de cara al cónclave. Por eso, ha desplazado de su agenda de esta semana varios actos de partido para reunirse personalmente con algunos de sus principales barones autonómicos, como ha podido saber este diario. Su objetivo es analizar con ellos la nueva situación creada tras la renuncia de Mariano Rajoy y «la encerrona» de Podemos, con su oferta de pacto de Gobierno, que ha sido vista por todo el PSOE como «un chantaje».
En estas conversaciones, varios dirigentes le plantearán que el Comité Federal debería ratificar los acuerdos. Le pedirán que haga suyo ese compromiso «de forma nítida y clara» o que incluso se plasme en una resolución. De Pedro Sánchez desconfían ya abiertamente los presidentes de Andalucía, Susana Díaz; Comunidad Valenciana, Ximo Puig; Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page; Aragón, Javier Lambán; Extremadura, Guillermo Fernández Vara, y Asturias, Javier Fernández.
Con el secretario general y su núcleo más próximo están la jefa del Ejecutivo de Baleares, Francina Armengol, y la mayoría del resto de los barones que no gobiernan, entre los que destacan Miquel Iceta (PSC) o Idoia Mendia (PSE). Los demás tienen un poder y una influencia limitados.
Los últimos acontecimientos –la cesión de senadores a los independentistas catalanes y la oferta de Podemos de un Gobierno de coalición– sólo han conseguido que la desconfianza crezca ante una posible negociación con Pablo Iglesias.
Pedro Sánchez y todo el partido saben que se acercan semanas muy difíciles en las que estará en juego no sólo la constitución de un Gobierno presidido por el PSOE, sino el futuro a corto y medio plazo de esta formación. Si finalmente no hubiera Ejecutivo y se repitieran las elecciones, los socialistas saben que el partido corre el serio peligro de ser adelantado por Podemos.
Casi todo el PSOE desconfía de la formación morada
La actitud de Pablo Iglesias del viernes –cuando hizo pública su oferta a Sánchez para que presida un Gobierno de coalición con él de vicepresidente– ha sido tildada como «chulesca» o «un grave insulto al PSOE y a sus votantes». «Fue más una provocación o un intento de humillación que una mano tendida», denuncian desde la Ejecutiva Federal.
La respuesta inicial de Sánchez, que evitó criticar a Iglesias, fue considerada «muy tibia» y «floja» por la inmensa mayoría del partido, desde la dirección del PSOE de Andalucía a dirigentes socialistas históricos. Sin embargo, estas críticas se han mantenido en privado. Por eso, Ferraz corrigió su primera reacción el sábado con un comunicado en el que ya calificó la actitud de Podemos como «un chantaje».
Sánchez se muestra fuerte, seguro y sereno, según explican en su entorno. Sin embargo, fuentes próximas a él apuntan a que sabe que esta puede ser «su última oportunidad para seguir al frente del PSOE».
Este fin de semana, el secretario general ha estado buscando el consejo de los más veteranos del partido. El sábado por la tarde tuvo una larga reunión con Alfredo Pérez Rubalcaba, como pudo saber este periódico. También se han reunido con Sánchez estos días ex ministros como Jordi Sevilla, Valeriano Gómez o el que fue jefe de Gabinete de Presidencia tanto con Felipe González como con José Luis Rodríguez Zapatero, José Enrique Serrano.
La mayoría de los dirigentes consultados considera que un Gobierno de coalición con Podemos sería «un suicidio»
Lo piensan tanto algunos miembros de la Ejecutiva Federal próximos a Sánchez como los barones más críticos. Muchos no consideran fiable a Pablo Iglesias. Además, dos presidentes regionales dijeron a este diario que en el caso de que Pablo Iglesias fuera el vicepresidente de Pedro Sánchez, como pretende, el líder de Podemos podría terminar con el secretario general. «Se lo comería», dicen.
Casi todos los consultados prefieren como posible socio a Ciudadanos, aunque el partido de Albert Rivera cuenta con sólo 40 diputados frente a los 65 de Pablo Iglesias. Por eso, la primera respuesta de Sánchez tras el anuncio de Rajoy de aplazar su investidura fue llamar a Albert Rivera, dejando a Pablo Iglesias para una conversación posterior.
EL MUNDO – 25/01/16