ABC 13/09/16
· Mientras el líder sigue su ninguneo a Rivera y cita a Iglesias, Vara le recuerda que el veto a ERC y Convergència «no es revisable»
Pedro Sánchez está siguiendo fielmente su hoja de ruta: cualquier solución menos abstenerse en otra investidura de Mariano Rajoy, como ansían los presidentes autonómicos socialistas para acabar con un bloqueo que ya les afecta presupuestariamente. El Comité Federal del PSOE prohibió a Sánchez, en su resolución del 28 de diciembre, pactar con ERC y la antigua Convergéncia. Por eso, el líder socialista no está buscando activamente ese voto para su hipotética investidura –sí el de Podemos con cuyo líder, Pablo Iglesias, se verá esta semana–, pero se está dejando querer con el argumento, acuñado en la anterior legislatura, de que «una cosa es pedir que te voten los independentistas y otra rechazar el voto que tu no has pedido».
Y eso pone nerviosos a unos barones que hasta ahora preferían creer que todo es «teatrillo» (sic) de Sánchez para no aparecer como causante del bloqueo y de terceras elecciones. Cuentan los días que faltan para que llegue la noche electoral del 25 de septiembre y se vea en los resultados en Galicia y País Vasco el efecto de «marear la perdiz»; y, sobre todo, para que, a partir de esa fecha, convoque de una vez al Comité Federal.
Tan mal están las cosas en el PSOE, tan rotas las relaciones, que la esperanza de los barones es que los resultados sean tan malos que no quepa duda de que el PSOE debe facilitar la investidura de Rajoy para evitar la catástrofe de todo el partido en unas terceras elecciones. En definitiva, quieren que Sánchez deje de «engañar» a la militancia con una investidura imposible; el llamado «gobierno Frankenstein», como lo bautizó Alfredo Pérez Rubalcaba (PSOE, Podemos, PNV, ERC y la antigua Convergència), que pone los pelos de punta a la vieja guardia y a un buen número de cargos orgánicos socialistas, no solo barones.
Ayer, el número dos del PSOE andaluz, Juan Cornejo, intentó justificar el silencio de su jefa, Susana Díaz, y del resto con el argumento de que Sánchez «en ningún momento ha cogido una hoja de ruta distinta a la planteada por el Comité Federal»; según su versión, él está escenificando «relaciones, conversaciones o llamadas», pero sin llegar a contradecir la prohibición del 28 de diciembre de pactar con independentistas. «No hay avances, no hay nada nuevo», indicó Cornejo, quien le avisó de que «cuando se produzca (la novedad), se tiene que producir en el seno del Comité Federal».
No se hablan con el líder
La realidad es que Sánchez apenas habla con Díaz y con el resto de barones díscolos desde hace meses: el aragonés, Javier Lambán; el asturiano, Javier Fernández; el castellano-manchego, Emiliano García-Page; el valenciano, Ximo Puig; y el extremeño, Guillermo Fernández Vara. Éste último desveló ayer en televisión que desde hace dos meses no cruza palabra con el líder socialista. «No es bueno para nadie que no haya un diálogo fluido» entre ambos, aunque ha considerado que «es una responsabilidad compartida», ya que «él tiene mi teléfono y yo tengo el suyo». Vara reclama la reunión del Comité Federal con el objetivo de «poder decir en libertad lo que uno piensa» y analizar las «consecuencias» negativas para España de unas terceras elecciones. Y si hay cambio «no será el plan B de Pedro Sánchez, tendrá que ser el plan B del partido, de la organización», porque la política de pactos la «decide el Comité Federal», no «en el Twitter».
En esta misma linea, el valenciano Ximo Puig propuso un pacto para «desatascar» la situación con una legislatura corta de dos años (se supone que con un candidato del PP) porque a los españoles «no se les puede pedir que cambien de posición» en unas terceras elecciones a causa de que los líderes no se ponen de acuerdo.
En Podemos sigue el empeño por apoyar un gobierno liderado por Sánchez. Así lo manifestó ayer el secretario de Organización de la formación, Pablo Echenique, que, tras la reunión del Consejo de Coordinación aseguró que la situación de bloqueo «continúa igual que la semana pasada».
En este sentido, instó a Sánchez a tomar partido por alguna de las opciones para evitar la celebración de comicios, aunque acusó tanto al PP como al PSOE –haciendo hincapié en el Comité Federal– de ver las terceras elecciones «como una oportunidad de restablecer el bipartidismo».