Luis Ventoso-ABC

  • Simplemente son personas con sentido común que defienden su país

Abarrote hoy en Colón contra los indultos, la mesa bilateral con los separatistas y la campaña del Ejecutivo para denigrar al poder judicial. ¿Quiénes son esos miles de personas que salen a la calle a protestar contra la deriva del Gobierno ‘progresista, feminista y ecologista’ de Sánchez? ¿Serán nostálgicos franquistas, que continúan fieles a un régimen que desapareció hace 45 años y cada mañana se desayunan pinchando ‘Montañas nevadas’ en YouTube? ¿Se tratará de hordas de estirpe trumpista, dirigidas por control remoto por Steve Bannon, la secta QAnon y el gato de Spectra? ¿Serán acaso las temibles huestes ‘ultraderechistas de Colón’, sobre las que nos alertan constantemente eminencias como la pensadora política Adriana Lastra? ¿Estaremos, como dice Sánchez I el Magnánimo, ante una caterva de intransigentes, instalados en «la revancha y la venganza», que se oponen a las maravillas de «la concordia y el diálogo» con los buenazos de los separatistas catalanes?

El mundo aprendió dramáticamente a comienzos del siglo XX que los gobiernos de alma totalitaria pueden utilizar herramientas orwellianas para lavarle el cerebro al pueblo, incluso al más civilizado, como era Alemania. Pero aun así, no deja de sorprender cómo un cañón incesante de propaganda puede lograr que lo anormal luzca como normal, y viceversa. Y eso es lo que está intentando Sánchez con toda su trompetería: vender los indultos como lo normal y el rechazo a esa arbitrariedad como lo anormal. Por eso conviene desmarcarse de tal esquema falsario y defender con toda naturalidad la asistencia a la manifestación. Lo único que circula por Colón este domingo son personas con sentido común, que quieren a su país y que no comparten unos perdones aberrantes, que solo servirán para que a los separatistas les resulte más sencilla y barata su próxima embestida (que por supuesto acabará ocurriendo, por mucho que se humille Sánchez, tal y como ha revelado el documento incautado por la Guardia Civil a ERC, una hoja de ruta a la independencia miserablemente ocultada por el Ministerio del Interior a los españoles, cuando era un asunto de interés público).

A Colón van españoles de a pie que no entienden que se invite a La Moncloa al cerebro de un golpe de Estado perpetrado hace menos de cuatro años, Junqueras, para parlamentar con él en una mesa sobre ‘la autodeterminación’ y ‘la amnistía’. A Colón van personas a las que les molesta que un presidente con evidentes tics autoritarios, Sánchez, se haya embarcado en una guerra abierta contra el poder judicial, minando su prestigio e independencia al desoír jactanciosamente su informe contrario a los indultos. A Colón van también muchos votantes socialistas, desencantados con un presidente que llegó al poder mintiéndoles con jeta de hormigón armado en la campaña electoral de 2019. Los únicos que no van a Colón son los que secundan pastueñamente unas marrullerías estériles y bastante felonas, concebidas tan solo para pernoctar un poquito más en La Moncloa. No hay más.