ABC – 07/06/14
· El PSOE confía en que haya unidad y nadie en sus filas rompa la orden de decir «sí».
De uno en uno y en pie, todos los diputados deberán el próximo miércoles decir en voz alta desde su escaño si respaldan o no la ley orgánica que hará efectiva la abdicación de Juan Carlos I.
La iniciativa ha correspondido a La Izquierda Plural (IU, ICV, EUiA, CHA) que, solicitó el jueves este formato de «votación pública por llamamiento», haciendo uso de lo previsto en el artículo 85 del Reglamento de la Cámara. Lo hacían además con el preceptivo aval de un segundo Grupo, en este caso el Mixto, lo que obliga a la Presidencia del Congreso a dar cumplimiento de forma automática a la solicitud.
Convertida en avanzadilla política en favor de un referéndum republicano, esa fórmula dará oportunidad a La Izquierda Plural de decir «no» a la ley que activará la sucesión monárquica once veces, tantas como parlamentarios tiene sentados en el hemiciclo.
Por el contrario, esa exposición personal a las actas del Congreso y a las cámaras —mucho mayor que lo que supone apretar un botón—, comprometerá la situación de diputados socialistas que, como el vasco Odón Elorza, han anunciado que dirán «no» a la ley orgánica aún enfrentándose a la consigna de su propio Grupo. Pendiente de esas indisciplinas que están por ver, el exministro Ramón Jáuregui expresaba ayer «la esperanza de que el voto de los diputados socialistas sea un voto unánime en torno a la decisión que ha tomado el PSOE», la de un «sí» rotundo a la ley orgánica.
El voto por llamamiento público es el preceptivo en las investiduras del presidente del Gobierno, mociones de censura y cuestiones de confianza. Contra este formato, el reglamento contempla la prevalencia del voto secreto si se solicita, aunque es de imposible aplicación en procedimientos legislativos como es este caso. Desde IU se ha defendido el voto de viva voz porque, a diferencia del convencional que consiste en pulsar un botón, no permite equivocaciones ni excusas.