Guillermo Dupuy, LIBERTAD DIGITAL.COM 10/11/12
Habrá quienes les haya sorprendido la determinación de Artur Mas de celebrar su referéndum separatista aun cuando ya haya tenido que admitir que la secesión de España impediría a Cataluña la permanencia en la UE. Presos del fatal error de considerar a los nacionalistas como falsos suicidas a los que bastaría abrirles la ventana para que cesaran sus amenazas de arrojarse por ella, hay quienes siguen convencidos de que la convocatoria de Mas no resultará más que un farol.
Debemos entender, sin embargo, que no existe nada en el ordenamiento jurídico europeo que imposibilite la celebración de un referéndum secesionista como el planteado por Artur Mas. La única legislación que lo impide es la española, pero el Gobierno de Rajoy no parece decidido a hacerla cumplir. Tan sólo está decidido a anular los efectos jurídicos del referéndum. Ahora bien, que los resultados de ese referéndum ilegal no sean vinculantes ni tengan efectos jurídicos para España y para la UE no significa, en modo alguno, que no los vaya a tener desde el punto de vista político. Los tendrá, y de primera magnitud, con independencia de cuáles sean los resultados de la consulta.
Para empezar, volverá a quedar acreditado algo tan grave como que los dirigentes nacionalistas están por encima de la ley. Delitos como los de desobediencia, prevaricación y usurpación de atribuciones resultarán, en su caso, impunes. Y eso que me limito a los delitos actualmente vigentes, dado que el partido de Rajoy –al igual que ya hiciera el de Zapatero ante el referéndum de Ibarretxe– se acaba de oponer a tratar como delito específico y más penado el de convocatoria ilegal de referendos, tal y como ha requerido UPyD y aprobó en su día el otrora partido de Aznar.
En segundo lugar, es muy probable que sólo los catalanes partidarios de la secesión sean los que participen en ese referéndum ilegal. Esto, por una parte, haría perder a ese referéndum mucho de su valor consultivo. Pero no por ello el resultado dejaría de ser explotado por los nacionalistas para sacar más de un Gobierno central acomplejado. Con mucha probabilidad la negativa del Gobierno a otorgar efectos jurídicos a ese referéndum le llevaría a tratar de contentar a los nacionalistas con mayores concesiones.
Por otra parte, no menos degradante es el espectáculo de un Gobierno que, como el de Rajoy, rehúye combatir política y legalmente las mentiras y desvaríos nacionalistas, endosando esa responsabilidad a la Unión Europa. Mucho se puede decir de la desfachatez de los nacionalistas al haber tratado de presentar como vinculante para Europa su referéndum a favor de un Estado propio para Cataluña. Pero esa desfachatez no es mayor que la que presenta esa consulta como vinculante para España. Y es esa desfachatez, junto a la pusilanimidad a la que se enfrenta, lo que precisamente me da garantías de que ese ilegal referéndum se celebrará.
Guillermo Dupuy, LIBERTAD DIGITAL.COM 10/11/12