Mikel Buesa-La Razón
- Lo que se planteaba es el anacronismo de que, en una sociedad que ha avanzado tanto en la igualdad, los leones del Congreso sean ambos machos, marginándose la hembra
Uno de los atractivos que tiene la vida académica es que uno puede asistir a enjundiosos debates sobre asuntos inverosímiles como aquel del sexo de los ángeles que ocupó a los sabios bizantinos mientras eran arrasados por los otomanos. Precisamente de sexo, incluso transmutado en género, va el asunto de aquella discusión. Lo que se planteaba es el anacronismo de que, en una sociedad que ha avanzado tanto en la igualdad, los leones del Congreso sean ambos machos, marginándose la hembra. A algunas de las participantes ello les parecía intolerable, aunque las más moderadas se distribuían entre quienes trataban de buscar una solución razonable y las que estaban dispuestas a soportar temporalmente la afrenta. Lo cierto es que se dijo de todo, incluso por los participantes masculinos que estábamos allí, por lo que es complicado hacer un resumen. Pero, en fin, las posturas más extremas iban desde la pasividad –pues al fin y al cabo las fieras, por ser de bronce, no se han comido a nadie– hasta la exigencia de la minoría trans, que consideraba que no quedaba más remedio que pintar uno de los leones, en concreto el de la derecha por ser preferente en aplicación de la ley de banderas, con los colores de la enseña diseñada por Mónica Helms –o sea la de las franjas azul claro, rosa y blanca–, aunque en esto no había unanimidad, pues parte de esa cuerda se inclinaba por el estandarte arcoíris. Y entre medias se quedaron las partidarias del feminismo tradicional, más bien socialdemócrata, aunque con atisbos de la derecha, que propugnaban fundir uno de los leones –sin preferencia de ubicación– para fabricar una leona de tamaño equivalente. Ésta, decían, era una solución adecuada, pues al fin y al cabo respetaba el sentido simbólico de las actuales bestias, que no es otro que el de evocar la victoria del ejército español sobre las tropas rifeñas en la batalla de Wad-Ras durante la campaña de Marruecos, pues su bronce se había extraído de los cañones capturados al enemigo. Alguno puso pegas por las buenas relaciones con la monarquía Alaui, pero no llegó a mayores. Así que ya ven ustedes lo que da de sí hablar de sexo en la universidad.