Alberto Priego-EL ESPAÑOL
  • Nuestro país es la retaguardia de Occidente y sería el lugar elegido para lanzar un contrataque de la OTAN en caso de que Europa cayera en las garras de Rusia.

Durante las últimas semanas hemos vivido una lucha encarnizada entre los aliados europeos por el envío de carros de combate Leopard 2 a Ucrania. Mientras la mayoría de los aliados se ha mostrado a favor, Alemania parece reticente. La explicación no debemos buscarla en la guerra de Ucrania, sino en la Guerra Fría.

En 2005, el ministro de defensa polaco Radosław Sikorski hizo público una simulación militar de la Unión Soviética de 1979 que llevaba por nombre Siete Días en el Rhin. Se trataba de un plan de Moscú para lanzar una guerra nuclear relámpago sobre Europa Occidental rompiendo las defensas de Estados Unidos en Alemania Occidental.

El plan tenía una segunda parte en la que, durante el octavo y el noveno día, los soviéticos llegaban hasta los Pirineos. Lugar en el que, por motivos logísticos y geográficos, acababan sus opciones.

Washington, conocedor de las intenciones de Moscú, había organizado la protección de Europa Occidental con dos líneas de defensa.

[España no enviará tanques Leopard a Ucrania sin consenso para no dividir a la UE como en Irak]

La primera, en la RFA. Cuando esta cayera, se atacaría con bombas nucleares Europa del Este para replegarse hasta la segunda línea de defensa, es decir, España. Las condiciones geográficas de nuestro país nos convertían en el único lugar inalcanzable para las tropas soviéticas. Gracias a esta inexpugnabilidad, la OTAN lanzaría un contraataque con carros de combate con el fin de recuperar el territorio perdido.

Gracias a esta estrategia de la OTAN, la España de Franco pudo recibir los M47/48-Patton y los M60. Un material que entonces estaba reservado a aliados de primer nivel.

«Nuestro país es la retaguardia de Occidente y gracias a ello sería el lugar elegido para lanzar un contrataque de la OTAN en caso de que Europa cayera en las garras de Rusia»

La situación no es muy diferente hoy. España sigue siendo el bastión de la OTAN más alejado de Rusia. Tan lejano, que somos el único territorio europeo de la Alianza fuera de la zona de denegación de acceso (A2AD) creada por Moscú.

De hecho, si Rusia conquistara Ucrania, España quedaría dentro de la zona que limita las acciones de defensa sobre Rusia.

Por eso España se ha convertido en un centro de distribución gasístico, en un centro de entrenamiento de tropas ucranianas y en un lugar de celebración de esos encuentros internacionales (Cumbre de la OTAN de Madrid) en los que se organiza la respuesta frente a Rusia.

Nuestro país es la retaguardia de Occidente y gracias a esta particularidad, al igual que ocurría en los años 50, sería el lugar elegido para lanzar un contrataque en caso de que Europa cayera en las garras de Rusia. Pero aunque esto nos hace más atractivos con vistas a una alianza privilegiada con Washington, también nos pone en el punto de mira de Moscú, algo que demuestra el envío de cartas explosivas a distintos centros de mando en España por parte de un grupo vinculado a la Inteligencia militar rusa.

[Defensa plantea reparar 40 Leopard averiados con piezas de otros para poder enviarlos a Ucrania]

Ser la retaguardia nos ha permitido acoger la principal base marítima de los Estados Unidos en Europa (la de Rota), poseer baterías antiaéreas Patriot, contar con fragatas F100 o la posibilidad de recibir aviones F-35.

Sin embargo, el poderío de España no está tanto en estas capacidades militares como en su posición geográfica.

Es por ello por lo que, a pesar de nuestro limitado presupuesto militar, España es el tercer Estado de la UE que más tanques Leopard posee, sólo por detrás de la propia Alemania y de Grecia.

«Los Leopard españoles, unos cien, se encuentran en Zaragoza, Ceuta y Melilla. Estos últimos actúan como elementos disuasorios en nuestra complicada frontera sur»

Estos gigantes de acero se convertirían en la principal baza para frenar un hipotético avance ruso por Europa ya que fueron creados específicamente en los años 60 para imponerse a los tanques soviéticos (especialmente al T-72), buscando superarlos en velocidad, en la capacidad de disparar en movimiento (20 kilómetros/hora), en la menor huella térmica y, sobre todo, en el hecho de que los Leopard tienen visión nocturna.

Esta última particularidad es uno de los principales lastres del ejército federal ruso, que tiene limitada su capacidad de acción nocturna al no tener este tipo de visores.

Los Leopard españoles, 327, se encuentran en Zaragoza, Ceuta y Melilla. Estos últimos actúan como elementos disuasorios en nuestra complicada frontera sur, y los que se encuentran en Zaragoza serían los carros de combate destinados a defender la retaguardia de Europa.

Este papel único en Europa estaría detrás de las reticencias del Gobierno español de comprometerse a enviar los blindados a Ucrania.

Probablemente, España necesitaría una sustitución casi inmediata de estas unidades con el fin de mantener cubierta la retaguardia de Occidente frente a un futuro intento de aplicación del plan Siete Días en el Rin.

*** Alberto Priego es profesor de Relaciones Internacionales de la Universidad Pontificia de Comillas.