Los nacionalistas rechazan la Lomce y dicen que aplicarán sus propias leyes

EL MUNDO 29/11/13

· El PP aprueba, con toda la oposición en contra, la séptima ley educativa de la democracia.

José Ignacio Wert cerró ayer el debate sobre su reforma educativa con una frase del Eclesiastés. Este libro del Antiguo Testamento reflexiona sobre la fugacidad de los placeres, la vanidad y lo efímero de la condición humana. Precisamente ayer, buena parte de la oposición le pidió al ministro que dimita. Los partidos nacionalistas advirtieron que aplicarán sus propias leyes educativas.

«Hay un tiempo de destruir y un tiempo de construir», citó el ministro más cuestionado del Ejecutivo, confiando en que «haya terminado, en torno a la reforma educativa, el tiempo de destruir y todos empecemos el tiempo de construir».

Pero todo en torno a la Ley Orgánica para la Mejora de la Calidad Educativa (Lomce) suena ya a demolición, a tiempo perdido. Partidos, autonomías, profesores, centros, padres y alumnos lamentan que no se haya llegado a un pacto de Estado por la educación y haber desperdiciado la ocasión de hacer una buena norma.

La séptima ley educativa de la democracia se aprobó ayer de forma definitiva en el Congreso con el único apoyo del PP y el rechazo en bloque de la oposición. Obtuvo menos respaldo aún que el que cosechó la primera vez que fue a la Cámara Baja, porque Foro, que en octubre se abstuvo junto a UPN, votó ayer en contra con el PSOE, CiU, La Izquierda Plural, PNV, UPyD, ERC, Amaiur, Compromís-Equo, Geroa Bai, ERC, BNG y CC.

El resultado quedó así: 182 votos a favor, 143 en contra y dos abstenciones (de UPN y de un diputado socialista que se equivocó). La predecesora de la Lomce, la LOE de 2006, fue aprobada con el sí del PSOE, ERC, PNV, IU-ICV y CC (181 votos), el no del PP (133) y la abstención de CiU, BNG y CHA (12).

Ahora la situación se ha dado la vuelta y, tras 14 meses de debate y trámite parlamentario, Wert no ha logrado recabar el apoyo de quienes, como él, creían que urgía una «reforma urgente» del actual sistema educativo. Ni siquiera UPN, tan cercano al PP, dio la cara por el ministro. Su diputado, Carlos Salvador, lamentó la «desigual acogida de sus enmiendas».

Foro, otro que podía haber sido un buen aliado, sentenció que la Lomce «no es una ley del PP», en palabras de Enrique Álvarez Sostres. En la misma línea, Carlos Martínez Gorriarán (UPyD) definió esta norma como «una LOE con catecismo» y consideró «penoso» que seamos «el país con mayor inestabilidad legislativa en educación».

Porque a esta ley la oposición le ha puesto ya fecha de caducidad: ayer varios partidos reiteraron su intención de derogar la ley en cuanto el PP pierda su mayoría absoluta. La diputada popular María Jesús Moro se esforzó en defender que la Lomce es necesaria para unos alumnos «que cada vez tienen más dificultades para entender un texto sencillo». Pero, como proclamó el diputado socialista Mario Bedera, la reforma educativa ya «nace muerta». El PSOE, el Gobierno vasco y el Govern catalán recurrirán al Tribunal Constitucional. Los de La Izquierda Plural se declaran «insumisos».

Martí Barberà anunció que «CiU defenderá y aplicará el Estatuto y la Ley de Educación de Cataluña». Mientras, Isabel Sánchez Robles (PNV) avisó de que «Euskadi no tiene previsto renunciar a su política educativa y el Gobierno vasco seguirá desarrollándola con la Lomce o a pesar de la Lomce». Es decir, otra objeción de conciencia a la ley, aunque «siempre dentro de la legalidad», tal y como precisó en los pasillos del Congreso.

«No dejaremos que la Lomce entre en nuestras aulas», dijo cantando un bertso Maite Ariztegui, de Amaiur. Joan Tardà (ERC) también lo dejó bien claro: «En Cataluña no se va a aplicar la ley». Poco antes le había augurado a Wert: «Dentro de un tiempo nadie se acordará de usted». Muy en la línea del Eclesiastés.

EL MUNDO 29/11/13