Los ‘nois’ de Otegi

EL MUNDO – 18/05/16 – F. JIMÉNEZ LOSANTOS

· El separatismo catalán siempre ha utilizado los crímenes de la ETA para reforzar su posición atracadora –Pujol no negociaba, trincaba– y no hay mejor demostración que la Declaración de Barcelona respaldando el Pacto de Lizarra, es decir, el manto protector del PNV a ETA cuando temió que las movilizaciones por el asesinato de Miguel Ángel Blanco podrían privarles de los sacudidores del árbol de sus nueces.

Lo mismo que Pujol, que se presentaba como el nacionalismo no asesino –democrático, decía– pese a que con él hubo cientos de atentados de la ETA Lliure –incluidos varios asesinatos–, un terrorismo ligado íntimamente a la ETA que sólo cesó cuando Pujol decidió disolverlos para cobrar las nueces olímpicas. Y conste que, con Barrionuevo en Interior, no hubo demasiadas faisanadas.

Pero así como el separatismo vasco siempre ha tenido en ETA su punta de lanza, el nacionalismo catalán –véase el Eusko Gudariak de Portabella en la película homenaje al etarra Txiki– siempre mantuvo una cuidadosísima distancia con la ETA. O sea, una neta equidistancia en el «conflicto» ETA-España, que se plasmó en el Pacto de Perpiñán de Josu Ternera y Carod-Rovira, presidente de la Generalidad en funciones en vísperas del 11-M. Sí, esa fecha en que, como reconoce el representante de la Cosa, Otegi, «todo cambió».

Vamos, que España, con ZP y Rajoy en Moncloa, se rindió. El pacto suponía el protectorado de ETA en Cataluña, según el cual la banda mataría en Zaragoza pero no mancharía de sangre las calles de Barcelona. Y lo escenificaron unos etarras con boina y estelada que parecían hinchas camino del Nou Camp para pitar impunemente a España.

El culto a la violencia antiespañola del terrorismo catalán y sus euskomaestros se ha mantenido vivo en el verdadero nervio del separatismo catalán, que son los medios de comunicación. Hace unos días el CAC respaldó el homenaje de TV3 al más siniestro de los terroristas catalanes, condenado por asesinar a Bultó y su esposa con una bomba en el pecho, y elogiado como «independentista gran reserva».

Los nois de Otegi han sido y son decisivos en la formación de gobierno, como prueba que tras el empate a 1.500 votos (!), la tribal Gabriel echara a Mas y pusiera al Minimás para mantener vivo el prusés. Yo creo que a Otegi deberían proclamarlo hoy conseller en cap. Lo es.

EL MUNDO – 18/05/16 – F. JIMÉNEZ LOSANTOS