Los nuevos tiempos

CARLOS CUESTA, EL MUNDO 29/01/13

«Nuevos tiempos». Así es como ha denominado María San Gil -la ex dirigente del PP vasco-, con una mezcla de sarcasmo y dolor, a la nueva etapa que atraviesa la política antiterrorista justo cuando se cumple el 18º aniversario de la muerte de Gregorio Ordóñez.

Nuevos. Tan sólo eso. Porque quizá sea eso lo único agradable que se puede decir de unos tiempos en los que la apariencia política pretende ocultar la realidad.

Salta el caso Bárcenas. Salta el caso Ideas. Y la respuesta del Ejecutivo es sólo eso: una respuesta. «El Gobierno va a seguir trabajando para que toda la vida pública sea transparente». ¿Pero cómo lo va a hacer? ¿Con un Tribunal de Cuentas que acumula más de cinco años de retrasos en sus investigaciones y que dispone, tras la ampliación del último verano, de sólo 26 personas para controlar a todos los partidos? ¿Con una Justicia cuyo órgano de gobierno es designado por los políticos? ¿Cómo lo va a hacer cuando el indulto -en 12 meses se han concedido más de 500 medidas de gracia- se ha convertido en el último comodín de los partidos?

Descubrimos que el dirigente de batasuna Pernando Barrena lleva 50 actos de homenaje a etarras tras su puesta en libertad con la prohibición expresa de participar en estos actos. Y la respuesta es otra afirmación: «Bildu es ETA». ¿Pero se ha devuelto a prisión a Barrena? ¿O a Bolinaga? ¿Se va a iniciar un proceso de expulsión de Bildu?

Se publica un informe de la patronal asegurando que las empresas pierden 45.000 millones por culpa de la telaraña legislativa de las autonomías; y la respuesta es una ley de unidad de mercado que permite las barreras por la lengua. Se anuncia el fin de las duplicidades entre autonomías y Estado; y la respuesta es una norma de reducción de gastos en los ayuntamientos que encuentra el obstáculo de los propios alcaldes del PP. Se aprueba la declaración soberanista en la asamblea catalana; y la respuesta es ninguna porque, afirman, «la declaración no vale para nada».

¿Acaso el Gobierno cree que disimular la realidad puede solventar los enormes problemas de nuestra estructura política? ¿Acaso cree que tapar una infección no es sino la más absoluta garantía de gangrena?

Sólo las instituciones sanas y sólidas pueden garantizar el progreso. Nunca los decorados. Y hoy construimos un decorado.

CARLOS CUESTA, EL MUNDO 29/01/13