Los partidos afrontan divididos el primer gran debate sobre pacificación de la ‘era Urkullu’

EL CORREO 05/12/13

· El PP pide renovar el compromiso «ético» del Parlamento para deslegitimar a ETA y subraya que «no vale» sólo con una posible abstención del PNV

Los cinco partidos del Parlamento vasco afrontan con profundas diferencias el debate sobre paz y convivencia que se celebra hoy en la Cámara a propuesta del PP, posiblemente, el más importante de la legislatura de Iñigo Urkullu por su calado y oportunidad. Los promotores de la iniciativa plantean «la necesidad de deslegitimar hechos y actitudes que justifican» el terrorismo, en un intento por pactar una declaración institucional que sirva de respuesta a la excarcelación de presos de ETA que ha convulsionado a algunos colectivos de víctimas.
Los grupos parlamentarios llegan al pleno con discrepancias de alcance, como ha quedado de manifiesto con las enmiendas a la totalidad presentadas por el PNV, el PSE y UPyD. Los populares les emplazaron ayer al consenso para detener «la escalada de soberbia» de la izquierda abertzale y advirtieron que «no vale» solo con una eventual abstención de los jeltzales, que mantienen su tesis original de trasladar los asuntos de esta naturaleza a la ponencia de paz, pese a que sigue en cuarentena.
El PP aboga en su moción por renovar el compromiso «ético» de la Cámara ante la salida de prisión de etarras «que no se han arrepentido de sus crímenes», en cumplimiento con la sentencia de Estrasburgo que ha cancelado la ‘doctrina Parot’. Sin embargo, el debate no podrá soslayar cuestiones colaterales de actualidad como los recibimientos tributados a algunos exreclusos por parte de sus familias. Mientras, el Ministerio del Interior ha amagado con impulsar nuevas ilegalizaciones, presionado por los sectores de su partido más beligerantes con la gestión del final de la violencia.

Rebrote de kale borroka
En este contexto se ha producido un duro cruce de declaraciones del resto de partidos con la izquierda abertzale por reivindicar la trayectoria de HB y resistirse a «revisar» su pasado. Como colofón, el rebrote de la kale borroka de la semana pasada afectó a varias sedes del PP, en unos ataques «rechazados» por Bildu y Sortu.Ç
Un escenario de tiras y aflojas que no parece el más propicio para buscar un consenso unánime, a pesar de que han transcurrido ya dos años del cese definitivo del terrorismo. El precedente de este debate tuvo lugar en marzo, en un momento aparentemente más adecuado para el entendimiento. En la antesala de un pleno monográfico solicitado por EH Bildu para «resolver el conflicto político», la coalición soberanista provocó la indignación del resto de grupos al asegurar que los asesinatos de ETA fueron «evitables porque tienen un origen político». A raíz de esa bronca, detonante de la parálisis que afecta hoy a la ponencia de paz, el lehendakari, Iñigo Urkullu, reclamó que todos los asuntos de esa naturaleza se trasladasen al foro parlamentario sobre convivencia y pacificación.
Precisamente, esa es la tesis que defenderá hoy el portavoz del PNV, Joseba Egibar, tras haberse mostrado partidario, incluso, de ni siquiera participar en el debate propuesto por el PP mientras no se reactive esa plataforma. Finalmente, Egibar intervendrá, pero para hacer valer «por responsabilidad política y eficacia» su apuesta por la ponencia de paz, en una iniciativa que podría ser secundada por EH Bildu en ese llamamiento concreto. De hecho, son los únicos grupos que se sientan hoy en la mesa, ya que el PSE y el PP coinciden en que «no se dan las condiciones» para acompañarles.
El PP, consciente de las diferencias de matiz e incluso de diagnóstico que encontrará en jeltzales y socialistas, acude al debate con la esperanza de pactar «un mínimo común, un acuerdo político» que sirva para legitimar los «pilares de la democracia». «No se trata de ganar una votación. Lo importante es llegar a un consenso», explicó ayer el portavoz de los populares, Borja Sémper.
El líder del partido en Gipuzkoa expresó su confianza en la posibilidad de llegar a un pacto con el PSE y con UPyD, pero reconoció que la posición del PNV era ayer aún «una incógnita». En este sentido, Borja Sémper subrayó que «no vale» con una eventual abstención del partido que lidera Andoni Ortuzar porque, a su juicio, la clave de la propuesta consiste en «reforzar los principios éticos que en Euskadi han estado tan machacados y que una parte de la sociedad no acepta». «Es decir, que ETA nunca ha debido existir», señaló.
Aunque no adelantaron su posición, los socialistas han registrado su propia propuesta en el debate. El secretario general del PSE-EE de Gipuzkoa, Iñaki Arriola, presentó ayer la enmienda como un intento de buscar «el mayor consenso posible» sobre la necesidad de «reforzar y defender el Estado de Derecho». Arriola abogó por «construir un nuevo tiempo, que es incompatible con la existencia de ETA y la justificación de la violencia terrorista». «La convivencia tiene que basarse en la justicia, en la libertad, pero teniendo en cuenta todo lo que hemos padecido en este país. Es fundamental que no se pierda la memoria por justicia con las víctimas», recalcó.
EH Bildu, que se ha planteado la posibilidad de no intervenir en el debate, indicó que su posición será «coherente» con su respuesta ante «cualquier tipo de acción violenta provocada por cualquier tipo de agente». «Lo que sí decimos con claridad es que no participamos de campañas que obedecen a las necesidades del PP para apagar sus propios incendios generados por su política», explicó el parlamentario de la coalición, Oskar Matute. «Tenemos una posición clara, comprometida con la construcción de la paz y la convivencia en este país y nos preocupa muy poco si eso satisface o no los umbrales de exigencia del PP», añadió.
UPyD aprovechará su enmienda para expresar su rechazo al plan de paz y exigir una condena de ETA «y de las ideas que la sustentan».