Los presos «protestan» por no haber sido consultados

LA RAZÓN, 7/10/11

Los gestos de desobediencia y desprecio en los juicios son un mensaje de «rebeldía» a ETA en contra de la línea oficial tras el comunicado

MADRID-Los últimos gestos de desobediencia o chulería, protagonizados por presos de ETA en la Audiencia Nacional (absolutamente contrarios al «tiempo nuevo» que, según los que creen a la banda, vivimos en estos momentos), responden al malestar  que existe en un destacado sector del «Colectivo» (el EPPK) que agrupa a los reclusos, al no haber sido tenidos en cuenta para adoptar las últimas decisiones, según expertos antiterroristas.

Si la protesta hubiera ido dirigida contra el Gobierno, por la falta de medidas a favor de los presos, lo hubieran dicho; al optar por la resistencia y el silencio, está claro cuál es el destinatario: los que en ETA y su entorno han tomado esas decisiones, agregaron.
En un grupo clandestino, que, además, se rige por el principio marxista del centralismo democrático, resulta muy difícil conocer las discrepancias o los «estados de opinión». La banda se expresa a través de sus comunicados o publicaciones internas que, en teoría, recogen el sentir «unánime» de sus militantes, hayan sido o no consultados.

El calendario
Lo que ocurre, tal y como adelantó este periódico el 24 de octubre, es que el anuncio de cese armado fue realizado cuando estaba en marcha un debate «virtual», en el que pistoleros, presos, huidos y exiliados, debían hacer aportaciones sobre unos textos remitidos por la «dirección». El plazo para concluir la discusión interna era abril de 2012 y, de hecho, en el «cronograma», elaborado por ETA en 2009 (que se ha cumplido puntualmente), lo previsto para ahora era un  «gesto sobre el inicio de la desmilitarización» y no el «cese definitivo». De ahí, el malestar que, según las citadas fuentes, existe en distintos sectores de la banda y que ha llevado a autoridades y dirigentes «abertzales» a advertir sobre posibles escisiones, protagonizadas por «combatientes perdidos» o «cuatro pirados que cojan las armas». En el primer caso, fue el ministro del Interior francés, Claude Guéant, quien  no descartó esa hipótesis: «puede que, como ha sucedido en muchos finales de otros conflictos terroristas, sigan por ahí soldados perdidos luchando por esta causa ya perdida». El que habló de los, según él, «pirados», fue el secretario general de Eusko Alkartasuna, Peio Urizar, dirigente de Bildu.

Escisiones
Lo peligroso es que los «pirados», o los «perdidos», constituyan el núcleo, muy mermado, de lo que hoy es ETA y que eso sirva de banderín de enganche a los sectores más radicalizados.
La semana pasada, los etarras Asier Arzalluz e Idoia Mendizabal tuvieron que ser levantados por la fuerza por agentes de la Policía Nacional, tras negarse a ponerse en pie ante el tribunal de la Audiencia Nacional que les juzgaba. El que fuera cabecilla del llamado «aparato militar», Francisco Javier García Gaztelu, «Txapote», mantuvo una actitud chulesca y displicente en la vista por el asesinato del concejal de UPN de Leiza, en Navarra, José Javier Múgica. Mientras los otros dos procesados estuvieron en contacto físico con él dentro de la sala, siguieron el mismo comportamiento. En cualquier caso, todo esto ocurre después del anuncio de cese armado y la llegada del «tiempo nuevo».

Durante el último mes, se ha actuado con evidentes prisas, casi contra reloj, hasta llegar al anuncio de ETA (Conferencia de Paz, comunicado de los presos, etcétera), probablemente para buscar unos réditos electorales que, a dos semanas del 20-N, no está claro que se vayan a producir. Los expertos llaman la atención sobre lo que ocurra a partir del 21-N, con una banda que no se ha disuelto ni entregado las armas; y que ha puesto sobre la mesa una negociación con España y Francia.

LA RAZÓN, 7/10/11