EL CORREO 03/12/13
· Las solicitudes se presentarán a principios de 2014 por grupos y tendrán prioridad los enfermos, ancianos y líderes de los reclusos
Los presos de ETA han acordado reclamar de forma colectiva su traslado a cárceles vascas invocando razones jurídicas y dando prioridad a los reclusos enfermos, a los que tengan más de 70 años y a los 20 dirigentes del colectivo de encarcelados, además de a quienes lleven más tiempo en prisión. Las peticiones no incluirán ninguna autocrítica ni petición de perdón.
Las solicitudes se presentarán inicialmente ante las juntas de tratamiento de las cárceles y si no son aceptadas, como parece probable, se recurrirán ante los tribunales, según un documento de la dirección de los presos. Esta decisión, tomada tras un debate desarrollado entre los reclusos, podría ser puesta en marcha a principios del próximo año, después de que se celebre la manifestación de Bilbao en apoyo a los presos de ETA convocada para el 11 de enero, que la izquierda abertzale pretende convertir en un nuevo hito.
Los reclusos han establecido como prioridad conseguir el traslado a cárceles vascas, como primer paso antes de pasar a una segunda etapa en la que reclamarían su excarcelación. El camino elegido para lograr el fin de la dispersión pasa porque cada interno presente ante la junta de tratamiento correspondiente a su cárcel una solicitud «bien trabada jurídicamente». Solo en el caso de que las instituciones penitenciarias rechacen la reclamación se plantearía un recurso por vía judicial.
Las solicitudes se presentarán individualmente, pero son fruto de una decisión colectiva y estarán organizadas por grupos. Se han establecido media docena de ellos en función de la prioridad otorgada a cada uno, de forma que la presentación de las peticiones de traslado se irán formulando, grupo a grupo, a lo largo de varios meses.
Mayores de 70 años
El primer grupo incluye a los presos enfermos y a los que han cumplido 70 años de edad. El segundo, a los que llevan más de 20 años en prisión, junto con los 20 miembros de la dirección del colectivo de presos. Los demás grupos aglutinan a los internos que lleven 15 años en la cárcel, a los que lleven 10, a los que llevan 5 y el último, a los demás.
La solicitud que se presentará ante la junta de tratamiento deberá explicar «la situación de cada uno, sin entrar en argumentos políticos». Será, según indican, una «solicitud puramente técnica». En ella se explicará el grado penitenciario en el que está clasificado el recluso, los años que lleva encarcelado, los centros por los que ha pasado, el coste económico que tiene para su familia, el tiempo que ha pasado sin ver a parientes directos, las semanas sin visitas y las circunstancias de comunicación (cartas, llamadas telefónicas, vis a vis). Se completará con unas alegaciones sobre las «razones jurídicas» de la solicitud.
La única parte política de esos escritos se dedicará a justificar que «estar en Euskal Herria es un derecho» y a reclamar el «derecho a tomar parte en el proceso», reconociendo el «compromiso con la izquierda abertzale, que ha optado por vías políticas y democráticas».
Las peticiones de los reclusos no contemplan incluir ninguna autocrítica por la actividad terrorista, ni mucho menos solicitudes de perdón. Es más, en el documento de la dirección de ‘makos’ se establece que esa solicitud debe hacerse «sin menciones a la vía del pasado, ni al compromiso con respecto a la vía política». Esta afirmación parece dar a entender que no se ha aceptado una propuesta que habían discutido los presos anteriormente en la que se ratificaba «el compromiso respecto al nuevo escenario», añadiendo que «en adelante, nos comprometemos a rechazar los caminos del pasado». No había una autocrítica sobre el uso del terrorismo, aunque se asumía el compromiso de no volver a utilizarlo. Esta opción ha sido definitivamente rechazada. La resolución adoptada ahora impide que se hagan alusiones «a la vía del pasado».
Casi 400 reclusos
La iniciativa del colectivo de presos de ETA de solicitar su acercamiento a las cárceles del País Vasco no responde a las expectativas que se habían generado desde la izquierda abertzale sobre el debate existente en el seno de las prisiones tras el cese de la actividad armada de la banda terrorista. Los cerca de 400 reclusos fieles a la organización que cumplen condena en las cárceles españolas han optado por mantener sus posiciones y no dar los pasos que se esperaban, toda vez que tampoco el Gobierno de Mariano Rajoy parece dispuesto a relajar su política penitenciaria hasta que ETA entregue las armas y anuncie su disolución.
Después de un mes vertiginoso en el que, como consecuencia de la derogación de la ‘doctrina Parot’ por parte del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo, han salido de las prisiones españolas alrededor de 60 reclusos fieles a la ortodoxia de la banda terrorista, la izquierda abertzale se enfrenta al reto de controlar a quienes aún tienen largas condenas pendientes y se resisten a aceptar la línea política ‘moderada’ que han adoptado los dirigentes de Sortu.
Fuentes conocedoras de la situación aseguran que la izquierda abertzale ha tenido muchos problemas en las últimas semanas con los internos en la prisión de Sevilla II, liderados por el ‘duro’ ‘Txikierdi’, quienes protagonizaron una huelga de hambre en contra de la opinión de los dirigentes de Sortu, que además se han visto obligados a secundarles públicamente mientras azotaba en Bizkaia un significativo rebrote de la kale borroka.