Los presos, en el punto de mira

EL CORREO, 2/12/11

La sociedad española rechaza indultos a los terroristas mientras la vasca es más indulgente

La encuesta realizada por el CIS en torno a la declaración de cese definitivo de la actividad terrorista de ETA permite extraer tres conclusiones: que la sociedad española no percibe el problema del terrorismo como una amenaza acuciante ni mucho menos, que se muestra desconfiada y cauta ante los anuncios de ETA y que traza una línea roja en cuanto a la indulgencia de la que sus activistas pudieran beneficiarse a cambio del abandono final de las armas. A lo largo de los últimos años, y a través de los sucesivos barómetros del CIS y de otros sondeos sociológicos, ha quedado patente que el paulatino declive de la banda terrorista y su progresiva inactividad la iban relegando de los primeros puestos de la inquietud social. Esto ha sido evidente tanto en el conjunto de España como en Euskadi, donde con anterioridad al anuncio de ETA la ciudadanía ya daba por amortizada su existencia. En la encuesta realizada por el CIS, un 57,5% dice haber reaccionado al comunicado de la banda con alegría o con esperanza. Un porcentaje idéntico al que, dos preguntas después, considera poco o nada probable que tras dicha declaración el terrorismo desaparezca definitivamente en el País Vasco. Tan paradójicas respuestas son reflejo de la resistencia social a conceder credibilidad a la palabra de ETA frente a la extendida convicción de que el final de su andadura es un destino ya ineludible para los terroristas. En contraste con la opinión dominante en el resto de España, la sociedad vasca se siente más segura de encontrarse en un proceso irreversible hacia el final del terrorismo. Pero los datos más significativos que la encuesta del CIS recoge son los relacionados con aquellos beneficios a los que hipotéticamente pudieran acceder los etarras tras poner fin a su actividad violenta. Los entrevistados se muestran abiertos en un porcentaje sumamente reducido a la aplicación de beneficios penitenciarios ordinarios y radicalmente contrarios tanto a la amnistía como a los indultos individuales. La posición de los vascos se mueve en un clima más indulgente. Pero, en cualquier caso, el CIS ofrece un mensaje inequívoco tanto para los poderes del Estado como, sobre todo, para los activistas de ETA y los miembros de la izquierda abertzale que, junto a su éxito electoral, vienen dando por descontada la pronta liberación de los etarras presos.

EL CORREO, 2/12/11