ABC 05/05/2013
· El día a día del poder en Guipúzcoa desgasta a los abertzales, que han pasado del «derecho del pueblo a decidir» a imponer métodos que generan rechazo.
Exigir una consulta ilegal y «unilateral» para votar por la ruptura con España, sí. Pero ni hablar de preguntar a la ciudadanía sobre cuestiones de índole doméstica que tienen una mayor incidencia directa en su día a día, como es el sistema de recogida de basuras. O sobre el modelo de fiestas locales, en el que unos imponen a todos su fobia al toreo.
A punto de cumplirse el ecuador de su mandato en las instituciones, es evidente que a Bildu se le atraganta el «derecho a decidir», principio fundamental del credo nacionalista, pero que en cambio la coalición ha descartado e incluso deslegitimado en su gobernanza de Guipúzcoa, donde su propia gestión empieza a desgastarle seriamente. Su apuesta por actuar a golpe de «imposiciones» y sin dar la participación ciudadana que tanto dicen defender, no ha salvado a los radicales de Bildu del pavoroso revolcón político que acaba de sufrir en las «urnas».
La localidad guipuzcoana de Legazpi (8.600 habitantes) celebró los pasados 20 y 21 de abril un referendo popular —no autorizado por el ayuntamiento— en el que se rechazó claramente el sistema de recogida de basuras «puerta a puerta» (PaP) que Bildu quiere extender en toda la provincia en contra de la mayoría política y social.
Se trata de un régimen severo de gestión que obliga a los vecinos a, según el día y la hora, colgar sus desechos clasificados en percheros situados junto al portal y a la vista de todos. Además de antiestético, incómodo y caro, según sus detractores, el sistema prevé cuantiosas multas (de hasta 30.000 euros) en caso de que los escuadrones de inspección municipal observen un mal reciclaje de los vecinos, que controlan por viviendas y que ha motivado la inter vención de la Agencia Vasca de Protección de Datos. Ésta advierte de los «riesgos para la privacidad» que supone la obligación de depositar por separado residuos como documentación bancaria o sanitaria y fotografías, en los cubos asignados a cada familia. Pese al creciente clamor anti «PaP», Bildu defiende a ultranza un sistema implantado en ciudades como Bruselas y algunas zonas de Cataluña, porque dicen asegurarse así índices de reciclaje del 80 por ciento -mejorando el tradicional reparto en cinco contenedoresy evita la contaminación provocada por incinerar los restos, extremo este último que la oposición cuestiona.
Un enemigo inesperado
Lo cierto es que más allá de la infinita guerra política, la coalición radical se ha topado en esta cuestión con un enemigo inesperado, sus propios votantes, que le acusan de «no respetar» y «despreciar» la «voluntad ciudadana». Solo en Guipúzcoa las plataformas contrarias al «puerta a puerta» suman ya 75.000 firmas en una veintena de municipios «abertzales» como Mondragón, Azpeitia, Tolosa, Pasajes o Zarauz y que llevan año y medio de movilizaciones contra sus alcaldes.
Estos grupos han denunciado «coacciones» para frenar su oposición, que en el caso de Oñate acabó con la disolución del colectivo «rebelde» tras admitir haber sufrido «represalias» por el entorno de la «izquierda abertzale», a la que acusan de una actitud «no precisamente ejemplar ni democrática». Detrás del enorme revuelo social que se vive en estos meses en Guipúzcoa, la vieja Batasuna cree hallar el fantasma de una «conspiración», tras la que sitúa al PNV, que se opone como el PSE y el PP a este modelo a la fuerza.
«Sí» a los toros en Cestona
Sea como fuere, la consulta de Legazpi no autorizada por los mismos que pregonan el «derecho a decidir» supuestamente como la mayor expresión «democrática», arrojó un resultado inapelable: el 98% de los que participaron —el 57% del censo total— dijo «no» al modelo de basuras de Bildu, lo que ha motivado que el ayuntamiento dé un paso atrás anunciando un sistema «mixto» de recogida de basuras, aunque sin descartar que terminarán por plantar el «puerta a puerta» se quiera o no. Los movimientos anti «PaP» barajan ya repetir el referendo en otros de sus bastiones como Vergara, localidad natal del diputado general, Martin Garitano. Las bolsas de basura colgando de los balcones en numerosos pueblos de Guipúzcoa son el símbolo más nítido de la rebelión.
Pero la cuestión de los desechos urbanos no es el único frente abierto con la ciudadanía. En junio del año pasado Bildu ya sufrió otro varapalo «democrático» en su propia casa al rebelarse el pueblo de Cestona contra el veto a los toros. El 63,9% de las papeletas depositadas en otra consulta popular, esta vez sí consentida por el ayuntamiento, dijo sí a la tradicional novillada que los radicales no han tenido más remedio que mantener.
Este sometimiento ciudadano a sus intereses particulares ya le ha cobrado a Bildu su primera factura en forma de pérdida de votos (más de 21.000) en los comicios autonómicos de octubre. A punto estuvo entonces de ceder su hegemonía al PNV, que se quedó a solo 500 sufragios por detrás, encendiendo las alarmas en la «izquierda abertzale», que ve cómo es su propia gestión la que ha puesto en jaque su fortaleza en Guipúzcoa.
«Solo buscan imponer, no que la gente decida. Está en sus genes»
Ante la rigidez de Bildu por extender el polémico sistema de recogida de basura «puerta a puerta» en Guipúzcoa, el PP buscará que el Parlamento vasco inste a la Diputación foral de Martin Garitano y a sus consistorios afines a que den un paso atrás y atiendan al clamor anti «PaP». El autor de la iniciativa, Borja Sémper, admite la necesidad de actuar «en defensa de los guipuzcoanos que se ven atropellados» en su día a día, por mucho que los radicales gobiernen muchos de los pueblos con mayoría. PNV y PSE apoyarán presumiblemente esta demanda, habida cuenta de su posición contraria al modelo de la gestión de las basuras de Bildu. La oposición al completo denuncia «coacciones» contra las plataformas que lideran la rebelión. Ante la negativa de la coalición a preguntar a la ciudadanía sobre una cuestión doméstica tan polémica, Sémper lo tiene claro: «A Bildu no le interesa que la gente decida, sino imponer sus tesis. Está en sus genes».
ABC 05/05/2013