Los sondeos insisten

EL MUNDO – 06/06/16 – SANTIAGO GONZÁLEZ

Santiago González
Santiago González

· Los resultados de las encuestas del fin de semana han reforzado los augurios de las precedentes. Una primera conclusión es que la incorporación de dos nuevas fuerzas al bipartidismo no hace más que complicar la política de alianzas. Para entender esto bastan algunos rudimentos de combinatoria.

Ojo a la posibilidad de que los cuatro partidos en liza adopten estrategias caprichosas, o perseveren en las mantenidas hasta ahora. El PSOE, que alcanzó el 20-D unos resultados históricos, al decir del pobre Luena, puede batir sus propias marcas y rebajar su mínimo en 13 escaños más. El joven Sánchez va a quitar al incomparable Artur Mas su condición de increíble hombre menguante. Explicaba este detalle el líder socialista diciendo que los españoles quieren más al PSOE que los sondeos, que al parecer toman como población muestral de las encuestas electorales al colectivo de turistas nicaragüenses de vacaciones en España.

A diferencia de Mas, Sánchez no tiene una CUP que obligue al PSOE a laminar al secretario general, como obligó a Convergència a cargarse a su presidente. A medida que pierde escaños, el líder socialista se afianza, se convierte en más imprescindible para sus compañeros. Si no lo echaron cuando se quedó en 90, con 77 será un candidato imbatible a la Presidencia del Gobierno. Esto lo piensan todos, también Borrell. Y Alfonso Guerra, entrevistado en Tiempo este fin de semana, ocho folios largos, 16.500 caracteres en los que habla de esto y aquello, también de la corrupción, sin que a entrevistado ni a entrevistador se les ocurra citar a Chaves y a Griñán. O a su hermano Juan.

Durante mucho tiempo he pensado que el PSOE era una fuerza necesaria para articular la democracia española. Un partido progresista que se alterne con uno conservador en el Gobierno y en la oposición, depende de dónde les coloquen a ambos los ciudadanos con su voto, era una buena cosa y después de los resultados del 20-D y de los que se prevén para el 26-J era, en opinión del arriba firmante, el menor de los males posibles.

Pero eso en la familia socialista ya no lo sostiene ni Felipe González, que rechazaba la idea de la gran coalición, apuntando que ya se había probado en Austria y Grecia sin grandes resultados. Curiosamente no citó la experiencia de Alemania, ni la tácita entente del PSF y la derecha francesa para frenar el lepenismo.

El problema es que esta estrategia socialista y su querencia por el pacto con Podemos les anula a medida que Unidos Podemos, su mantis, se los come. La parte de la encuesta que publica hoy EL MUNDO sobre posibles coaliciones de Gobierno rechaza con rotundidad la alianza preferida de Pedro Sánchez: PSOE-Podemos-Ciudadanos, 14,4 puntos menos de aceptación que la coalición PP-PSOE-C’s y 11,2 menos que la gran coalición a pelo: PP-PSOE.

Tampoco hace buen papel Ciudadanos, pero es que la debilidad de Rivera por un candidato como Sánchez resulta bastante incomprensible. En resumidas cuentas, los que salen beneficiados son Rajoy e Iglesias. El PP sube con el voto del miedo al populismo y el populismo crece por la inanidad del hasta ahora primer partido de la izquierda. Nadie duda de que el joven Sánchez hará todo lo que pueda por el tripartito menos apreciado por los votantes. Pero esto sólo será si el PSOE conserva la segunda posición. Si Podemos le madruga la segunda plaza, no es probable que apoye a Podemos. O quizá sí. Un partido que ha vuelto imprevisible el pasado qué no hará con el futuro.

EL MUNDO – 06/06/16 – SANTIAGO GONZÁLEZ