No es ya que el Govern esté compuesto, desde la remodelación de la semana pasada, por independentistas obstinados. Es que la Generalitat quiere que todos aquellos que manifiesten dudas sobre el choque constante en que pretende convertir los días que faltan hasta el referéndum unilateral anunciado para el 1 de octubre se echen a un lado.
El nuevo portavoz del Ejecutivo catalán, Jordi Turull, pidió ayer «a los hiperventilados y a los tiquismiquis» que «se cojan 76 días de excedencia, porque lo único que hacen es distraer».
Turull, que participaba en un acto organizado por El Punt Avui junto al ex lehendakari Juan José Ibarretxe, se refería a quienes, dentro del independentismo, critican por exceso o por defecto las iniciativas del Govern. Según el portavoz del Ejecutivo, que también es consejero de Presidencia, no hay «que pasar el día hablando de derecho administrativo», porque el objetivo es mucho más importante: «Lo que tenemos que hacer es un Estado».
A los miembros de la Generalitat les incomoda que el foco del debate se haya puesto en las últimas semanas sobre actos administrativos como la compra de las urnas del referéndum. El martes, en su primera rueda de prensa como portavoz del Govern, Turull ya dijo que estos procedimientos «no interesan» a los ciudadanos. En un intento por controlar la agenda pública, el Ejecutivo catalán ha anunciado que a partir de ahora sus decisiones más controvertidas –como la adquisición de urnas– serán secretas.
El portavoz del Gobierno de Carles Puigdemont defendió esa decisión diciendo que publicitar todos los pasos hacia el referéndum sería actuar «con ingenuidad» frente un Estado que quiere poner todas las trabas posibles al proceso soberanista, informa Europa Press.
Así, y pese a que desde la Generalitat se asegura a diario que el referéndum unilateral se celebrará, a poco más de dos meses de la cita todavía no se ha explicado qué censo se utilizaría o en qué locales se votaría. El Govern esperará hasta el último minuto para explicar sus planes para demorar la acción judicial.
El estilo de Turull, mucho más jactancioso que el de su antecesora Neus Munté, se puso de nuevo de manifiesto cuando se refirió al anuncio de que el Tribunal de Cuentas ha activado la investigación para reclamar al ex presidente Artur Mas y a los ex consellers Joana Ortega e Irene Rigau los más de cinco millones de euros que se gastaron en la consulta del 9-N de 2014.
«Si piensan que por menos de un euro por catalán frenarán la independencia es para reírse», afirmó Turull. El portavoz del Govern consideró que este tipo de acciones equivalen a tratar de apagar el fuego con gasolina.
El portavoz del Govern también insistió en que si gana el sí el 1-O se declarará la independencia desde el Parlament y entonces el caso catalán dejará de ser «un asunto interno» para adquirir relevancia en el ámbito internacional.