EL CORREO 25/09/13
· La banda estaría dispuesta a hablar del proceso de entrega de las armas, aunque liga su final a la participación del Gobierno español
La Comisión Internacional de Verificación (CIV) prepara su regreso a Euskadi. El grupo que dirige Ram Manikkalingam tiene previsto visitar el País Vasco en las próximas semanas para anunciar que están dispuestos a continuar en su labor de mediación con ETA. Los verificadores entienden que pueden ser útiles en el proceso de desarme de la banda terrorista y que, por lo tanto, no tiene sentido que la comisión desaparezca.La CIV dio en febrero un ultimatum a ETA: o había un gesto hacia el desarme o el grupo de expertos se disolvía. «El próximo mes de septiembre se cumplen dos años desde que se activó esta comisión. Tendremos que reevaluar nuestra tarea. Si no somos útiles, el grupo debería desaparecer», advirtió entonces Manikkalingam. Tras meses de espera y de contactos con la cúpula etarra, los verificadores percibieron ese gesto en el comunicado que los terroristas difundieron en julio. En aquel texto, la organización armada saludaba las conclusiones del ‘foro social’ organizado por Lokarri –que, entre otras cosas, pedía a los presos que reconocieran el daño causado y a la propia ETA que avanzara en la entrega de armas– y se mostraba dispuesta a hablar del desarme. Hasta entonces, la banda restringía ese dialogo a la apertura de conversaciones con el Gobierno español, algo a lo que desde su investidura se ha negado el presidente Mariano Rajoy.
Fuentes conocedoras de los últimos movimientos de Manikkalingam, que ha viajado al País Vasco varias veces en los últimos meses, aseguran a EL CORREO que la CIV ha encontrado en ese comunicado un resquicio para continuar con su labor. Algo que a principios de año parecía imposible. De hecho, en el transcurso de la primavera, tanto en la izquierda abertzale como en el Gobierno vasco se había extendido la impresión de que los verificadores ‘echarían la persiana’ al final del verano.
El paso del tiempo ha variado esa percepción, hasta el punto de que los verificadores creen de nuevo que pueden ser «útiles», según las mismas fuentes. Como ya avanzó este periódico a comienzos de agosto, Brian Currin, el abogado sudafricano que lidera el Grupo Internacional de Contac to (GIC), ha estado mediando para que los verificadores cambiaran de rol, dejaran atrás su papel de seguimiento del alto el fuego y asumieran funciones relacionadas con el desarme.
Según distintas fuentes, esa nueva labor no consistiría en vigilar la entrega de los arsenales ni llevar siquiera la contabilidad de los mismos, sino que tendría que ver con una fase previa. Los mediadores internacionales y el entorno de la izquierda abertzale están convencidos de que el grupo de Manikkalingam se ha ganado la confianza de la cúpula de ETA y se ha revelado en los últimos años como uno de los mejores interlocutores con la banda. Creen que no se debe desaprovechar el bagaje de la CIV y que, cambiando de cometido, su labor de interconexión seguiría siendo válida.
El papel de las instituciones
Las fuentes consultadas aseguran que la banda terrorista estaría dispuesta a hablar de cómo se puede llevar a cabo el proceso de desarme. Un diálogo que se entablaría con una especie de conglomerado formado por miembros de la Comisión Internacional de Verificación, agentes sociales vascos y representantes de las instituciones de Euskadi, incluido el Gobierno autónomo. En ese esquema, los verificadores servirían de enlace entre «la sociedad vasca» y la dirección de ETA.
Esas conversaciones no supondrían, «en ningún caso», insisten las mismas fuentes, que la banda vaya a entregar en el plazo inmediato algunas armas como gesto simbólico. Piensan que cualquier movimiento en este sentido deberá aguardar, al menos, un año. La organización terrorista sigue convencida de que el desmantelamiento de sus arsenales sólo se podrá llevar a cabo mediante una interlocución directa con el Gobierno de España. La cúpula etarra cierra así la puerta a un desarme ‘a la vasca’, opción sobre la que se había especulado durante el verano y que había alentado el Ejecutivo de Iñigo Urkullu.
ETA sigue pensando que su final definitivo sólo será posible tras mantener conversaciones con emisarios del Ejecutivo central. Algo que, tanto en la dirección de la banda como en la izquierda abertzale, se descarta que vaya a ser posible en esta legislatura, mientras Rajoy y el PP permanezcan en La Moncloa. Un cambio de Gobierno y la posible vuelta del PSOE podría abrir una esperanza al diálogo, entienden en Sortu. La cúpula terrorista sostiene que, antes de entregar a sus miembros, tiene que abordar con la Administración central cuestiones como el futuro de los presos y de los militantes aún en activo. Otra cosa es comenzar a preparar el camino para el desarme. La organización considera que puede empezar a diseñar ese proceso a la espera de que el Ejecutivo español acepte en algún momento sentarse a la mesa.
Fuentes conocedoras del debate dentro de ETA no descartan nuevos movimientos de la banda, aunque los califican de «menores». Sopesan la posibilidad de que esta misma semana se pueda dar a conocer un comunicado con motivo del ‘gudari eguna’, aniversario que se cumple el viernes. De no producirse en esas fechas, la banda aguardaría hasta semanas después del foro de alcaldes por la paz que se celebrará en San Sebastián el 10 y el 11 de octubre con el auspicio del regidor donostiarra, de Bildu.
Ese comunicado, apuntan las mismas fuentes, debería servir para dar a conocer la reflexión de la organización terrorista respecto del ‘foro social’ organizado por Lokarri a comienzos de año. La banda desvelará entonces cuáles son sus planes. Antes, los verificadores pasarán por Euskadi para dar a conocer su nuevo cometido.
Interior no especula sobre las intenciones de la banda para «no darla publicidad»
El ministro del Interior, Jorge Fernández Díaz, evitó ayer especular sobre un posible desarme de ETA antes de que finalice el año para «no contribuir a dar publicidad» a la banda terrorista. «La eficacia es incompatible con la publicidad. La especulación en estos temas no es buena consejera», advirtió Fernández Díaz, en un acto en Madrid con el que se celebró la patrona de Instituciones Penitenciarias.
«El Ministerio del Interior tiene información, pero hay que trabajar con discreción», admitió el titular de Interior. El ministro insistió en que el Gobierno de Rajoy «va a seguir trabajando para localizar y detener a los etarras huidos de la Justicia». Fernández Díaz reiteró que el único comunicado que espera de los terroristas es el que anuncie «la disolución» de la banda.