ISABEL SAN SEBASTIÁN-ABC

  • Quien siga el mapa del escrutinio el 28 por la noche, lo verá teñido de azul. El PP va a ganar prácticamente en todo el país

Lo que empezó en Madrid un 4 de mayo de 2021 va a culminar en toda España el próximo día 28, con una victoria del PP lo suficientemente contundente como para liquidar las esperanzas de Frankenstein. El mismo pueblo que en 1808 se alzó contra el invasor francés se rebeló dos siglos después contra los abusos de un Gobierno tiránico, que aprovechó la pandemia para cercenar sus derechos y ensañarse con la región que le plantaba cara en las urnas. Los ‘tabernarios’ expresaron con claridad su rechazo a la demagogia liberticida y cortaron las alas a Pablo Iglesias, quien desde entonces no ha levantado cabeza. En esa derrota inapelable comenzó a cavarse la tumba donde va a ser sepultado Podemos, cuya defunción anticipa el fin del monstruo bicéfalo instalado en la Moncloa. Porque sin el auxilio de la extrema izquierda, de los golpistas catalanes y de los representantes de ETA, Pedro Sánchez no es nadie ni puede aspirar a nada. En los núcleos independentistas donde se votan alcaldes o presidentes, ellos serán quienes decidan. Allá donde era Podemos quien completaba mayorías, el PSOE lo tiene peor. Salvo excepciones necesarias para confirmar la regla, la extrema debilidad de su socio lo aboca a perder el poder.

Quien siga el mapa del escrutinio el 28 por la noche, lo verá teñido de azul. El PP va a ganar prácticamente en todo el país y arrasará en Madrid (donde es probable que alcance la mayoría absoluta), Murcia, La Rioja y Melilla. Tiene la victoria asegurada y el Gobierno al alcance de la mano, previo pacto con Vox, en Valencia, comunidad y capital, Castilla-La Mancha, donde los de Iglesias pincharán clamorosamente, y Cantabria, si convencen a Revilla de que le irá mejor inclinándose del lado del ganador, como por otra parte ha hecho siempre. Ceuta vacila entre la gaviota y los verdes de Abascal, y tanto Aragón como Extremadura penden de un hilo. Allí los sondeos sí otorgan representación al partido morado, que presumiblemente venderá caro su apoyo en estos tiempos de desamor con su compañero de Gobierno, aunque no le quedará más remedio que acabar encumbrando al candidato socialista, por más que sea el popular quien haya obtenido más sufragios. Baleares también es duda, difícilmente comprensible, dado el destrozo causado por la socialista Armengol.

De cuantas plazas señorea el PSOE, hoy solo tiene aseguradas Asturias, Navarra, merced al respaldo sanguinolento de Bildu, y Canarias, si es que el escándalo de Tito Berni no acaba pasando factura. Sus portavoces pondrán el foco en Sevilla y Barcelona, que podrían conservar y recuperar, respectivamente, aunque lo extraordinario sería que perdieran su feudo andaluz y no lograran plantar una pica en la ciudad que ha arrasado la exokupa Ada Colau. Ustedes fíjense en Madrid, que anticipa el destino de Sánchez.