ABC 21/02/15
IGNACIO CAMACHO
· La pista del dinero inaclarado conduce invariablemente al bolivarismo que encarcela y apalea a la oposición
DICEN –ahora– que su modelo es Finlandia pero no se les conocen estancias septentrionales ni estudios politológicos relevantes sobre la democracia escandinava. Sus relaciones constatadas son con Venezuela, Bolivia, Argentina, Irán… países donde se encarcela a la oposición, se asesina a los fiscales, se apalea a los disidentes, se ahorca a los homosexuales, se humilla a las mujeres. La socialista Beatriz Talegón fue obligada a cubrirse hombros y escote con un chal en su televisión de cabecera para no ofender al régimen teocrático que sufraga el programa. La videoteca de la red está llena de declaraciones de orgullo chavista, sonrojantes exaltaciones del líder bolivariano rayanas en el culto a la personalidad. Y el rastro conocido de sus dineros conduce de manera invariable a entidades de la nueva izquierda latinoamericana.
Todavía ayer, Juan Carlos Monedero se negó –«no toca»– a comentar la detención del alcalde de Caracas. El socialdemócrata Antonio Ledezma cometió la audacia de ganarle las elecciones al partido oficial. Maduro lo ha mandado arrestar con un despliegue policial propio de una operación antiterrorista. Orlando López, el líder opositor, lleva un año en la cárcel sometido a torturas y sus partidarios reciben en sus protestas palizas y disparos a matar efectuados por brigadistas y milicianos. Algunos de esos hechos han sucedido mientras los actuales líderes de Podemos disfrutaban allí de estadías pagadas para «asesorar» a los verdugos de la disidencia. Constan fotos y testimonios audiovisuales de alegre camaradería, de rostros complacidos y sonrientes bien distintos del ceño grave con que juzgan una realidad española pintada a brochazos de nihilismo y desgracia.
El manido argumento monederil de la conspiración universal coincide en fondo y tiempo con la paranoia venezolana del desestabilizador «eje del mal» contra su heroica misión. Y lo pronuncia sin dignarse aportar los documentos que prueben el trabajo presuntamente realizado –y fehacientemente cobrado– para la estructura del bolivarismo, para un «banco ético» que paga por un informe fantasma medio millón de dólares. Ésa es la cuestión, y no el chapucero mecanismo de elusión fiscal de los ingresos: para qué servía el dinero, qué servicios se pagaban con él, qué lazos vinculan el autoritarismo caribeño –y austral—con el emergente partido populista español, qué proyecto de ruptura se ha incubado bajo el aliento de la revolución chavista. Se trata de un asunto crucial porque Podemos tiene expectativa seria de alcanzar el poder en España. Eso no significa sólo tres o cinco puntos más de impuestos o de déficit: significa que esos líderes mimados y adoctrinados en la Venezuela de la represión chekista pueden mandar sobre la Policía y el CNI. Significa la inquietante hipótesis de que un ciudadano desafecto oiga llamar a su puerta de madrugada… y no sea el lechero.