FERNANDO SAVATER-El País
- En el fondo, no se trata de ser jóvenes o viejos sino de lo que uno ha hecho con el tiempo largo o corto que ha vivido
Pero el enemigo no son los jóvenes de verdad, sino sus achacosos imitadores que pretenden deslumbrar con la savia nueva de ideas a las que pueden aplicarse aquellos versos de Péguy: “Revoluciones más viejas que los tronos, / progresos más gastados que la vieja costumbre”. Entre la monarquía constitucional y el caos ellos se apuntan (retóricamente, claro) al caos, como si esa opción no tuviese un reguero sangriento detrás en la España reciente. En el fondo, no se trata de ser jóvenes o viejos sino de lo que uno ha hecho con el tiempo largo o corto que ha vivido. “La madurez lo es todo”, enseña Shakespeare. A ver si espabilan.