El Supremo tendrá que ver si hay continuidad o no de Batasuna y si los informes policiales pueden avalar que Rufi Etxeberria y sus socios se han acogido a la ley de partidos «por imperativo legal». Ni Erkizia ni Iruin son nuevos y no pueden poner el contador a cero. Necesitan tiempo, aunque tengan prisa.
Los promotores de la nueva Batasuna-Sortu han empezado su carrera con mal pie. Ayer, los profesores, abogados y administrativos que posaron ante la prensa en Bilbao para dar publicidad a su marca electoral tenían, por lo visto, pocas cosas que contar que no estuvieran ya escritas en el guión. Sin admitir preguntas ni para dar la hora, se limitaron a emitir los mensajes previstos. Ni siquiera pudieron explicar por qué se había elegido el nombre de Sortu o si había habido concurso de ideas para el logotipo. Una puesta en escena tan calculada que recordaba otros comienzos, otros ‘atrezzos’ a los que solían recurrir, por ejemplo y sin ir más lejos, las parlamentarias de EHAK (más conocidas como las ‘nekanes’) cuando sólo intercambiaban impresiones políticas en público si leían algún comunicado de encargo.
Los nuevos defensores de la marca renovada de Batasuna ni siquiera tuvieron la audacia de recurrir ayer a la fórmula del vicepresidente Rubalcaba que, hace unas semanas, sorprendió a la profesión periodística comiéndose «el guiso de Juan Palomo» al acogerse a tan original como polémica fórmula: «Y ustedes me preguntarán y yo les responderé». Para llegar a ese estadio hay que tener muchas tablas y estos valedores de la nueva marca de Batasuna bastantes aprietos pasaron con decir que Sortu no es lo que piensan incluso los propios de Batasuna. Y hasta ahí pudieron leer. Habrá más oportunidades, sin duda, para observar los movimientos de quienes soportan el peso de las nuevas siglas porque la hoja de ruta de la izquierda abertzale está llena de eventos publicitarios. Hasta que los jueces decidan qué hacer con este proyecto electoral. La ‘Sala del 61’ del Tribunal Supremo, que fue la que ilegalizó a Batasuna por ser un instrumento político de ETA, tendrá trabajo estos días si finalmente la Fiscalía General del Estado le pide que investigue cualquier dato que pueda demostrar una relación de Sortu con Batasuna.
Si ETA se hubiera disuelto, estaríamos hablando de las próximas elecciones con un enfoque radicalmente distinto. Pero sabemos que, de momento, ETA no piensa dejar las armas. Si al menos la izquierda abertzale renovada hubiera exigido su disolución, se habrían producido menos reticencias en buena parte de la opinión pública. Pero no hay otros mimbres de Batasuna que los mostrados por Rufi Etxeberria e Iñigo Iruin. Con su primer rechazo colectivo a la violencia de ETA, que no es poco, pero, eso sí, en el futuro. Si la hubiera o hubiese. Sin renunciar a toda la trayectoria de la banda terrorista con sus 857 asesinatos.
Hoy, los nuevos estatutos de la Batasuna maquillada llegarán al Ministerio del Interior y, a partir de ahí, el Estado democrático, tan acostumbrado ya a comprobar qué relación real existe entre lo que dicen y lo que hacen desde la izquierda abertzale, conoce la carrera a contrarreloj que le espera desde hoy a la fecha de la proclamación de las candidaturas. El Tribunal Supremo tendrá que ver si hay continuidad o no en relación a Batasuna(es decir, si respeta la ley de partidos), si la sentencia del Tribunal de Estrasburgo se tiene en cuenta y si los informes policiales pueden avalar que a Rufi Etxeberria y sus socios no les ha quedado más remedio que acogerse a la ley de partidos «por imperativo legal». Ni Tasio Erkizia ni Iñigo Iruin son nuevos. Por eso ya saben que no pueden poner el contador a cero. Que la credibilidad de su apuesta se la tienen que ganar porque,tras su larga trayectoria, está, como dijo el vicepresidente Rubalcaba, bajo mínimos. Y para eso necesitan tiempo, aunque tengan prisa.
Tonia Etxarri, EL CORREO, 9/2/2011