FERNANDO SAVATER-EL PAÍS

  • Obedecer al buen gusto de los demás me ha proporcionado horas de aburrimiento, pero mi mal gusto tiene un olfato casi infalible. Con la película de Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera acerté de lleno

El otro día, almorzando con queridos amigos (los amigos son como cualquier otro bien esencial, cuantos menos hay más sube su valía) salió la conversación sobre nuestras películas preferidas. Imposible establecer una lista definitiva porque a uno le gusta el cine, no las películas (¡ni las series!). Pero yo pude ofrecer un comprobante de mis preferencias. Hace muchos años, en los inicios del vídeo doméstico, cuando aún le llamábamos magnetoscopio, mi amigo Fernando Trueba me aconsejó comprarme un Betamax. Vaya consejo, tocayo, pero la intención era buena. Y para engancharme más al vicio me ofreció grabarme tres películas para empezar. ¡Tres películas, en el océano infinito del cine universal! En la mesa de amigos, todos estaban pendientes de aquella decisión que tomé hace tanto y que me sellaría para siempre. Empecé a enumerar: El tercer hombre (aprobación en casi todos los rostros), El hombre que mató a Liberty Valance (suspiro de satisfacción de los entendidos) y… ¡Tiburón! La chica que estaba a mi izquierda, a la que quería deslumbrar un poquito, rio algo nerviosa e incrédula, como esperando que fuese broma. Pero no, no era broma, fue la primera que le pedí. El resto es silencio.

Obedecer al buen gusto de los demás me ha proporcionado horas de aburrimiento pero, en cambio, mi mal gusto tiene un olfato casi infalible. Encontré en la programación de la tele una película española (hummm) de 2022, ambientada en la Guerra Civil (¡peligro!), sin premios ni opiniones críticas favorables ni actores célebres (¡que alivio!) y… ¡de terror! (¡olé!). Me lancé a por Malnazidos (dirigida por Alberto de Toro y Javier Ruiz Caldera) y acerté de lleno. Gamberra pero bien escrita, mucho humor y sustos, intérpretes sin pecado concebidos… Soldados de ambos bandos, hermanados, se unen a la fuerza contra los malnacidos y peor muertos. O sea, de plena actualidad.