Fernando Savater-El País
En estas elecciones, apoyemos a los que expliquen cómo pagaremos lo que necesitamos sin crear desigualdades entre españoles y sin desfondar el país
Despierten las almas dormidas y sobre todo las anestesiadas. Las elecciones de mañana no van de amigos o adversarios de Franco, que por mucho que insistan los rentabilizadores de tumbas no tiene intención de volver. Tampoco tratan de izquierdas generosas y derechas cicateras, amigas de los privilegiados. Fíjense un poco y verán que no faltan privilegiados de izquierdas en el mundillo cultural, en los medios de comunicación, en los puestos de gestión que nunca cambian de manos y sobre todo entre los aprovechateguis que proclaman identidades maltratadas para subvencionarse mejor. Ni por supuesto consisten en votar a quienes prometen más de lo que sea sino en apoyar a los que expliquen cómo pagaremos lo que necesitamos sin crear desigualdades entre españoles y sin desfondar el país para nuestro futuro europeo. Lo más urgente es frenar con decisión política y legal a los que pretenden descuartizar el Estado para expoliar a los compatriotas de sus derechos y apropiarse en exclusiva de lo que han conseguido gracias al esfuerzo de todos y ahora quieren disfrutar solos.
Sigo pensando que, entre los partidos constitucionalistas (o sea, que no solo soportan la Constitución por imposición legal sino que la defienden por convicción política), Cs continúa siendo necesario. Ahora han decretado que está a la baja quienes profetizan de acuerdo con sus deseos hasta lograr que se cumplan. Lo mismo hicieron en su día con UPyD, limpia y precursora, a la que los mensajeros del bipartidismo (es decir, la mayoría de los comunicadores) declararon ya descartada para que finalmente lo fuera. Pero hay un índice que no falla y marca lo recomendable: la animadversión preferente que tienen a Cs los nacionalistas de todas las latitudes y el lumpen de izquierdas y derechas. Por sus enemigos les conoceréis…