ABC 02/11/14
· Lazos amarillos de la ANC invaden Arenys de Munt, primero en celebrar una consulta
Un coche derrapa y levanta una polvareda. Estamos en la calle principal de Arenys de Munt (Barcelona), atravesada por una riera aún sin asfaltar donde cada día de lluvia supone una amenaza. «Esta calle es la que sale siempre en la televisión cuando se inunda y arrastra a los vehículos aparcados», señala una vecina cargada con bolsas de la compra.
En contraste con esa dejadez, que los 9.000 habitantes de este pueblo soportan desde hace años, árboles y edificios están engalanados desde hace un mes con grandes lazos, cintas y carteles amarillos. Muchos de ellos están pegados con cinta adhesiva a los árboles. No consta que los ecologistas hayan protestado demasiado y, si lo han hecho, el ayuntamiento ha obviado la queja.
A simple vista, el foráneo cree que el municipio está de fiesta mayor. Pero no: se trata de propaganda de la campaña «Ara és l’hora» (ahora es la hora, sería la traducción literal en castellano) impulsada por la Asamblea Nacional Catalana (ANC) y Òmnium Cultural, las dos plataformas independentistas en las que confía el presidente catalán, Artur Mas, para organizar las movilizaciones ciudadanas en favor de la independencia. Y es que Arenys de Munt es un referente, un icono del proceso soberanista, pues fue el primer municipio catalán que celebró una consulta sobre la secesión. Corría 2009, gobernaba el tripartito en la Generalitat y ERC en el Consistorio de Arenys. «¿Está de acuerdo en que Cataluña pase a ser un Estado de derecho, independiente, democrático y social, integrado en la Unión Europea?», rezaba la pregunta. Votaron 2.671 personas, es decir, el 41% del censo, de las que un 96,2 por ciento dijo «sí» a la independencia.
Desunión soberanista
El alcalde republicano Carles Mora, se convirtió en un ídolo para el separatismo local, pues fue el hacedor del banco de pruebas de otras muchas consultas municipales, incluida la que está prevista para el 9 de noviembre a nivel autonómico, reconvertida por orden judicial y argucia política de Artur Mas en «proceso de participación».
Pero si Arenys es ejemplo secesionista, también lo es de la imposible unidad de los partidos soberanistas, como se ha demostrado en el proceso impulsado por Mas. En 2011, el candidato de la CUP, Joan Ramon Ximenis ganó las elecciones y se convirtió en alcalde. En el pueblo nos comentan a media voz que, en realidad, el apellido de Ximenis es Jiménez y que este cargo antisistema trabaja en la sucursal del Banco de Sabadell que está, cómo no, en la riera. Frente a esa oficina hay aparcado un coche con matrícula de Madrid. ¿Provocación? Por si acaso, el dueño ha colocado diminutas banderas independentistas o «estelades» alrededor.
En las elecciones municipales de 2011, el PP obtuvo representación por primera vez. Ramón Planas, concejal popular, repetirá como candidato en 2015.
Duró poco el mandato de Ximenis/Jiménez, pues dos años después, ERC, CiU y PSC se conjuraron para hacer prosperar una moción de censura que devolvió la alcaldía a la formación republicana. El alcalde desbancado reprochó a convergentes y republicanos que se aliaran con el «españolismo socialista». Desde entonces, el primer edil es Joan Rabasseda. Fuentes municipales aseguran que la prioridad es asfaltar la riera, que parte con un presupuesto de 1,6 millones de euros. Las
obras deberían comenzar a finales de este año. La vida en Arenys gira alrededor de esa calle principal. Los comercios, los cafés, la «Casa de la Vila» o sede del Ayuntamiento. Y como mandan los cánones independentistas, en la fachada consistorial solo penden la bandera catalana y la «estelada». Y aunque la ley así lo obliga, la de España no está izada. Arenys de Munt se declaró, asimismo, «territorio libre y soberano», lo que le valió una impugnación por parte del Gobierno. Los jueces decretaron que esa declaración era ilegal.
Fuera del centro urbano, las segundas residencias han comenzado a proliferar, pero los servicios y los equipamientos no lo han hecho al mismo ritmo. Hay una cierta dejadez urbanística en esos alrededores de Arenys de Munt. Y temas no resueltos que irritan a algunos vecinos, como los que conviven con la mezquita de la ciudad. El Ayuntamiento se comprometió a trasladarla fuera del centro de la ciudad, pero aún no lo ha hecho. El alumbrado es mejorable y algunos contenedores de basura están desbordados.
Esperando el 9-N
Pero el tejido asociativo de esta localidad es muy intenso, lo que supone un excelente caldo de cultivo para el movimiento independentista. El instituto del pueblo está preparado para el 9-N, mientras que el local social emplazado junto al Ayuntamiento también está tomado por el amarillo independentista de la ANC.
Hasta la torre de la iglesia de Sant Martí ha sido atravesada con cintas de ese color, mientras que la estatua dedicada a la «puntaire» (encajera) luce la camiseta en favor del doble «sí» (al estado propio y a la independencia) en la consulta del 9 de noviembre. Los carteles, al igual que la gigaencuesta efectuada a domicilio por la ANC, apuntan a una Cataluña donde la gente leerá más y crear una empresa será más fácil.
«¿Y mientras qué hacemos?», nos comenta un jubilado mientras señala y se saca el polvo de los zapatos.