EL MUNDO 13/05/14
· La Generalitat se desvincula de este proceso separatista por no ser ‘legítimo’
El Gobierno aprovechó la celebración de los referéndos secesionista del este de Ucrania para equipararlos a la consulta catalana y volver a señalar que los ambos procesos son «ilegales» por desafiar la Constitución de sus Estados. El Govern rebatió que no respalda ni ve «legítimo» el órdago de los separatistas prorrusos.
El ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, ya advirtió en marzo un «paralelismo absoluto» entre el proceso rupturista ucraniano y el catalán. Lo hizo desde Bruselas, y en el mismo escenario insistió ayer en que «la legalidad internacional no puede reconocer un referéndum contrario a una Constitución interna en cualquier tiempo o lugar». «Le aseguro que si croa [sic] como un pato y nada como un pato, es un pato», abundó Margallo para incidir en la equiparación que viene realizando desde que estallara la crisis de Crimea.
El jefe de la diplomacia española consideró que el criterio de la UE para considerar «ilegítimas e ilegales» las consultas independentistas ucranianas es extrapolable al caso catalán. «Es un principio general que se aplica en todas partes», zanjó.
Sin embargo, el Govern volvió a esforzarse en marcar distancias entre los dos escenarios. El Ejecutivo catalán también valoró como «ilegítimas» las votaciones secesionistas de las regiones de Donetsk y Lugansk. El Departamento de Presidencia de la Generalitat se apresuró a emitir un comunicado oficial en el que subrayaba los rasgos que diferencian la consulta catalana de los referendos de las regiones ucranianas que ayer proclamaron su independencia. Destacó el Govern que el proceso refrendario de Donetsk y Lugansk para anexionarse a Rusia «estuvo precedido de interferencias de un país exterior, actos de violencia del ejército ucraniano y los rebeldes prorrusos y la ocupación violenta de edificios gubernamentales». El Ejecutivo liderado por Artur Mas siempre ha enarbolado el pacifismo de su propuesta rupturista como uno de sus rasgos irrenunciables y como uno de los principales valores para recabar apoyos internacionales en favor de su pulso con el Gobierno.
Por esa razón, el Govern remarcó ayer que no reconoce ni respalda los referendos independentistas que tuvieron lugar el domingo en el este de Ucrania porque deberían haberse convocado «en ausencia de violencia» y sin «interferencias exteriores». El Ejecutivo catalán sostuvo ayer que no se reunieron las condiciones para garantizar un desarrollo «plenamente libre y democrático» de las votaciones, y que ello priva de la legitimidad necesaria al llamamiento a las urnas en Donetsk y Lugansk.
No únicamente en el clima de violencia que impera en las regiones prorrusas se basó el Ejecutivo de Mas, que también quiso resaltar la «improvisación» de las consultas secesionistas ucranianas para contraponerlas a la pormenorizada logística que el Govern ya está poniendo en marcha para que los catalanes voten su futuro político. Cabe recordar que la Generalitat ya reservó cinco millones de euros de su presupuesto para hacer frente a los gastos derivados del referéndum, que está desarrollando una nueva ley de consultas para dotarse de un marco paralelo a la Constitución bajo el que intentar convocar la votación, que promueve la creación de un censo electoral catalán o que trasladó a los Mossos que deberán trabajar el 9 de noviembre obligatoriamente.
Incidió el Departamento de Presidencia de la Generalitat en que en Ucrania se han denunciado «numerosas irregularidades por parte de las autoridades electorales en el proceso, que marcan la ausencia total de transparencia y garantías para la celebración de la votación».
El Govern se alineó con el rechazo de la UE a la crisis ucraniana e instó a un «diálogo nacional» entre el Gobierno de Kiev y los rebeldes separatistas «sin condiciones previas» para «pacificar la situación y encontrar soluciones duraderas» que, recalcó el Govern, «puedan ser refrendadas por las partes implicadas en el conflicto».
La detallada argumentación del Ejecutivo catalán choca, no obstante, con la que empleó cuando la crisis de Crimea todavía estaba gestándose. A inicios de febrero, el consejero de Presidencia del Govern, Francesc Homs, anunciaba la creación de un informe titulado Estrechar lazos en libertad en el que se advertía de que si el Gobierno cerraba «en falso» el debate rupturista catalán, podría desembocar en una situación de graves protestas como las que entonces vivía Ucrania. El informe de la Generalitat pretendía combatir la campaña contra el referéndum catalán lanzada por Exteriores a través de las embajadas, pero Homs tuvo que rectificar inmediatamente y asegurar que, «evidentemente, Cataluña no llegará a la situación de Ucrania». Desde entonces, el Govern no ha dejado de desmarcarse del ejemplo ucraniano.