ABC 11/09/13
· El Gobierno admite que Mas «nos necesita para poder aguantar hasta el final de la legislatura» porque «sabe que se ha precipitado» con la consulta
· José Manuel García-Margallo «Hay que buscar fórmulas que permitan a Cataluña encajar en España. El modelo puede ser el Tratado de Funcionamiento de la UE» Montoro en el Senado «De lo que se trata es de que Cataluña acepte y entienda que España le conviene»
El debate soberanista en el día previo a la Diada provocó ayer reacciones, que desde el Gobierno de Mariano Rajoy y desde el Partido Popular se quieren administrar con templanza y sin subir el tono frente a Cataluña. La consigna es mantener un «perfil plano» ante Artur Mas en este nuevo clima de relaciones entre el Ejecutivo popular y el presidente catalán, que gestiona en exclusiva el presidente Rajoy. «Aquí manda solo uno», señalaba a ABC muy gráficamente un miembro del Gobierno en alusión a Rajoy –y pese a algunas críticas soterradas en el PP por cierta falta de contundencia en los mensajes contra el desafío separatista– para explicar la sensibilidad de un proceso «que requiere discreción», alegan, y del que se conocen muy pocos datos.
En este ambiente de prudencia que Rajoy ha impuesto a su Gobierno y a su partido, el ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo, sorprendió ayer con una «reflexión personal» sobre el modelo territorial, al mostrarse partidario de estudiar su revisión. Las palabras del ministro provocaron inquietud por el momento político en que se han producido, pero en declaraciones a ABC matizó que nada tiene que ver con la negociación que ha abierto Rajoy, sino con una reflexión «personal» que ya ha realizado en anteriores ocasiones. La tesis que sostiene Margallo se explica porque entiende que con la Constitución española no es posible un referéndum pactado sobre la independencia de Cataluña y que, por tanto, se puede estudiar una reforma de la organización territorial, siguiendo el modelo del Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea.
No a la secesión pactada
García-Margallo planteó su propuesta durante su intervención en un desayuno en el Forum Europa, en el que insistió en que Cataluña no podría optar por una secesión pactada, sino únicamente por una declaración unilateral de independencia, que tendría consecuencias gravísimas porque supondría, de manera inmediata, no sólo su «adeu» a España, sino también su «adeu» a la Unión Europea.
No obstante, el ministro dijo que una vez cerrado ese camino, hay que buscar «fórmulas que permitan a Cataluña encajar en España. Y en esa línea apuntó la necesidad de «reflexionar sobre una revisión de la organización territorial del Estado», que data de 1977 cuando España aún no pertenecía a la Unión Europea, aunque respetando siempre los artículos 1.2 y 2 de la Constitución, que señalan que la soberanía nacional reside en el pueblo español en su conjunto y establecen la «indisoluble unidad de la Nación española».
En conversación posterior con ABC, García-Margallo subrayó que el modelo para hacer esa revisión debería ser el Tratado de Funcionamiento de la Unión Europea, de forma que se establecieran una lista de competencias exclusivas del Estado, una lista de competencias exclusivas de las comunidades autónomas y una lista de competencias compartidas, que son la gran mayoría, en las que se aplique el principio de subsidiariedad.
«La organización territorial —agregó— tiene que adecuarse a la existencia de un nivel de Gobierno, que es el europeo, que entonces no existía; y además, tenemos una experiencia que nos permite ver qué se ha hecho bien y qué se ha hecho mal».
Competencias eternas
El ministro añadió que al igual que sucede en Europa, «nadie puede fijar un mapa de competencias eterno en el tiempo, porque la cosas están evolucionando, por lo que hay que tener un método para ir revisando la delimitación de competencias, a medida que las circunstancias cambian».
García-Margallo también se mostró partidario de discutir lo que llamó «problemas de encaje», que desde Cataluña se han cifrado en la lengua y la cultura, las infraestructuras y la financiación. Con respecto a esta última, abogó a título personal por un modelo «que pasa por la corresponsabilidad fiscal». «Quien quiera prestar servicios adicionales a la cartera esencial, tendrá que admitir que sean los posibles beneficiarios, los contribuyentes, quienes los tengan que aprobar». En este sentido, aseguró más tarde en los pasillos del Senado que el presidente del Gobierno también busca este encaje con Cataluña.
No fue ayer el ministro de Asuntos Exteriores el único en pronunciarse sobre el conflicto catalán. El titular de Hacienda y Administraciones Públicas, Cristóbal Montoro, tuvo que responder a dos preguntas en la sesión de control en el Senado, pero manteniendo el tono sosegado que el Ejecutivo está utilizando hasta ahora. Al senador socialista José Montilla le aseguró que «vamos a hallar soluciones porque de lo que se trata es de que Cataluña entienda y acepte que España le conviene» para solucionar sus problemas». Montoro afirmó que «la propuesta del Gobierno es afrontar con diálogo y entendimiento las coincidencias y no las cosas que nos separan». En este sentido, entiende que tanto para Cataluña como para el resto de España el principal problema es el paro y que la prioridad de los dos es «salir de la crisis económica».
Montoro puso el dedo en la llaga del principal problema de Cataluña: el dinero y la financiación. A juicio de un miembro del Gobierno, «Cataluña lo que quiere es dinero» y Mas, «llegar al final de la legislatura. Tiene que aguantar y nos necesita». En el Ejecutivo se afirma que «Artur Mas se ha precipitado» anunciando la convocatoria de la consulta soberanista y ahora «pide ayuda y se la vamos a dar». Mientras que el Gobierno apoya el tono discreto de la respuesta a Mas, en el Partido Popular se advierte de que no se «puede perder la batalla de la información».