Del blog de Santiago González

Uno tenía a su ministra de Defensa entre paréntesis desde los lejanos tiempos en que fue viceministra de Interior y aun antes, con aquel borrón que echó en su carrera judicial al condenar en 1991 a Ahmed Tommohui por varios delitos de violación, que en realidad había cometido Antonio García Carbonell, identificado por el ADN después de que Tommohui hubiera pasado en la cárcel 15 años. También fue muy llamativa la perorata que lanzó ene la Pascua Militar contra los militares jubilados que habían expresado su inquietud por la marcha de las cosas en una carta al Rey. Era extemporánea, en parte porque ese discurso ya lo había formulado el 1 de diciembre en el Congreso, en parte porque a los militares en la reserva nadie les puede restringir sus derechos civiles.

Fue también sanchista de primera hora, pero a la hora de evaluarla habría que plantearse: comparada, ¿con quién? Y aquí, al compararla con Grande Marlasca, es donde se nos viene arriba la ministra Robles, así cualquiera. Fue muy significativa la ausencia de Robles en la toma de posesión del DAO de la Guardia Civil, Pablo Salas, el verano pasado, hecho significativo porque la Guardia Civil corresponde tanto a Interior como a Defensa. El buen concepto que tuve en el pasado de Fernando Grande (por parte de padre) solo estaba justificado por un subjetivismo absurdo. ¿Cómo podía ser fiable un tipo que empieza por mentirse el apellido?

El caso es que Robles reaccionó inmediata y positivamente a la petición del alcalde de Madrid para el despliegue de la UME en la capital tras la nevada. A Marlasca le molestó la rapidez y el hecho de que el alcalde llamase directamente a la ministra de Defensa, en lugar de cursar la petición a Interior a través de la Comunidad. Él sin embargo fue un modelo de rapidez al responder negativamente a Almeida sobre la posibilidad que estudiaba el Ayuntamiento de pedir la declaración de Madrid como zona catastrófica. Alcalá de Henares, Leganés y Alcorcón (también con gobiernos socialistas) lo harán en días sucesivos.

A la mera cábala del alcalde, Marlasca respondió que nones, que él no veía daños importantes “a bienes públicos ni privados”. Su actitud crítica duró 24 horas; el lunes ya no descartaba la declaración, aunque pidió no anticiparse, porque la prioridad es minimizar los estragos y garantizar los servicios públicos, petición curiosa que ya estaba implícita en las palabras de Almeida. No es improbable que alguien con mando le hiciese ver que su negativa no era una estrategia muy inteligente para llegar a gobernar alguna vez Madrid. Fernando y Margarita no se llevan bien. En las dos comparecencias que han compartido ella añadió matices a preguntas que se le habían dirigido a él. Fuenlabrada, municipio gobernado por el PSOE va a presentar mañana una moción de urgencia en la que todos los partidos solicitan la declaración de zona catastrófica.

Pablo Casado ha elogiado a Margarita Robles por preferir la gestión a las banderías políticas y desplegar la UME tras la llamada de los populares. Ciudadanos también ha pedido la declaración de Madrid por boca de Begoña Villacís e Inés Arrimadas. Y Carrizosa que también la ha pedido desde Barcelona. No es un paso muy grande para la humanidad, pero para partidos españoles sí que lo parece.