- Malestar en la Guardia Civil por la «laminación de los criterios profesionales» que evalúa el Consejo Superior del cuerpo, ignorado por el ministro.
Justo cuando se cumplen 10 años del cese definitivo de ETA, dos coroneles que fueron claves en la lucha contra la banda terrorista, Diego Pérez de los Cobos y Manuel Sánchez Corbí, han vuelto a ser vetados para el ascenso a general de brigada por el ministro del Interior, Fernando Grande-Marlaska.
El titular de Interior es reincidente en su negativa a promover al generalato a estos dos oficiales de la Benemérita, a los que también destituyó de sus cargos: a Sánchez Corbí como jefe de la Unidad Central Operativa en agosto de 2018 y a Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid en mayo de 2020.
Este último cese, debido a que Pérez de los Cobos, siguiendo órdenes del Juzgado, se negó a informar a los mandos políticos de Interior de la investigación judicial sobre la celebración de la manifestación del Día de la Mujer en plena pandemia de la Covid-19, está siendo objeto de un contencioso en los tribunales.
La sentencia que anuló la destitución del coronel en el puesto que desempeñaba fue revocada el pasado 15 de septiembre por la Audiencia Nacional, pero Diego Pérez de los Cobos ha anunciado que recurrirá al Tribunal Supremo. En el alto tribunal se encuentra también un recurso de Corbí contra su destitución.
Número uno
Dos meses después de cesar a Pérez de los Cobos como jefe de la Comandancia de Madrid, Marlaska recibió la evaluación del Consejo Superior de la Guardia Civil sobre los coroneles que merecían ascender a general. El número 1 de la lista era Diego Pérez de los Cobos.
El Consejo es un órgano asesor y consultivo de la ministra de Defensa, del ministro del Interior y de la directora general de la Guardia Civil. Lo integran todos los generales de la Benemérita que están en activo, un total de 33 en la actualidad.
Entre otras funciones, se encarga de evaluar a los coroneles en expectativa de ascenso a general. La evaluación se basa, de un lado, en un volumen ingente de datos objetivos (desde las notas de la Academia hasta los informes emitidos por los superiores en todos destinos, idiomas, estudios, cursos, puestos desempeñados, condecoraciones, etc.) y en una valoración subjetiva tras una entrevista con cada aspirante a la promoción.
Se trata de un sistema transparente (cada coronel conoce la evaluación que se ha hecho de los demás y puede cuestionarla), con el que la cúpula profesional de la Guardia Civil determina quién tiene más méritos para el acceder al generalato.
Marlaska ascendió a los coroneles que figuraban en los puestos 2, 3, 4 y 6. Ignoró el criterio del Consejo Superior de la Guardia Civil sobre el número 1, Pérez de los Cobos, y también se saltó al número 5, Sánchez Corbí.
La segunda
El pasado junio, el Consejo realizó su evaluación anual. Situó a Pérez de los Cobos el segundo de la lista y a Sánchez Corbí, el tercero. Marlaska ha vuelto a despreciar la valoración profesional de los generales: ha ascendido al número 1, Francisco Javier Sánchez Gil; se ha saltado a los números 2 y 3 y ha promovido a otros dos coroneles, pero no a los siguientes en la lista -como se ha respetado hasta ahora- sino que se ha ido al número 9 del listado (Arturo Prieto) y al número 13 (Antonio Rodríguez Medel).
Ninguno de los coroneles saltados ha recibido una explicación de este proceder, inédito en los 22 años que lleva aplicándose el sistema de evaluación vigente.
Más allá de la nueva preterición de Pérez de los Cobos y Sánchez Corbí, la actuación de Marlaska ha causado malestar en el cuerpo porque «lamina los criterios profesionales de ascenso a general», critican fuentes de la Benemérita.
«Ruptura de las reglas»
«Donde había cierta previsibilidad en la valoración de los méritos se instala la arbitrariedad», argumentan. «A partir de ahora da igual que te formes, pidas destinos arriesgados o te impliques en tareas difíciles. Y también da igual que ello sea apreciado por el Consejo Superior: el ministro puede privilegiar al que le dé la gana sin motivación alguna».
Estas fuentes creen que se ha consagrado «la ruptura de las reglas basadas en los méritos en un cuerpo que hasta ahora se había librado del dedazo gracias a que el criterio profesional del colegio de generales merecía respeto. Desde ahora valdrán más los padrinos que los méritos», lamentan.