ABC – 02/12/14
· Pide casar «legalidad y legitimidad» ante el fiscal jefe y el presidente del TSJC.
· Política de gestos: Mas y Romero de Tejada ni se miraron durante la conferencia: luego, breve apretón de manos.
A un lado, José María Romero de Tejada, fiscal jefe de Cataluña. En el otro, Miguel Ángel Gimeno, presidente del Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC). Y en medio, Artur Mas, presidente de la Generalitat. Todos en el mismo plano. El primero fue el encargado de presentar la querella por la actuación del presidente catalán el 9 de noviembre y el segundo, junto a otros dos magistrados, decidirá si se admite o no a trámite.
Los tres, encuadrados en la misma foto y en un momento en el que el proceso soberanista ha entrado en fase de aceleración: políticamente ante la inminencia de la convocatoria de elecciones y judicialmente por la tramitación de una querella que puede acabar sentando al presidente Mas y a dos de sus consejeras en el banquillo de los acusados.
El calendario es a veces caprichoso y la agenda institucional quiso ayer que estuvieran presentes en un mismo acto los tres protagonistas citados, coincidiendo con el día de la Justicia, en una convocatoria en la que se midieron gestos y palabras. Así, el discurso de tono soberanista del presidente catalán fue recibido con impasibilidad y sin aplaudir por parte del fiscal Romero de Tejada, partidario de inicio de presentar la querella, reticente después ante la discrepancia de los fiscales catalanes. Más diplomático se mostró el presidente del TSJC, que sí aplaudió brevemente la intervención de Mas.
Tras concluir el acto, apretón de manos y breves palabras entre Mas y Romero de Tejada, encuentro propiciado por el consejero de Justicia, Germà Gordó. Si al concluir la conferencia se impuso la mínima cortesía, durante la celebración de la misma el presidente y el fiscal ni se cruzaron la mirada. Gelidez total.
Ley a medida
Ciertamente, y con un auditorio tan cualificado, Mas no desaprovechó la oportunidad para trasladar de nuevo sus tesis soberanistas, en un mensaje que pareció dirigir en concreto al fiscal jefe de Cataluña. La opinión de Mas es sabida, una particular combinación de «derecho a decidir» y ley a la medida. Hay que «casar bien, juntar bien, soldar bien la legitimidad de la democracia con la legalidad de un Estado de Derecho», apuntó. Para Mas, ambos principios «deben ir de la mano, no se pueden confrontar», porque los que lo hacen, avisó, «son los que llevan la situación al límite, y el límite no es la solución». A metro y medio, impasible, Romero de Tejada era una esfinge.
En esta línea, y no tan en clave judicial como política, Mas apeló al Estado a actuar con «sabiduría y prudencia», asumiendo que «cuando tantas personas tan diferentes apoyan un proyecto» –el del derecho a decidir–, la ley debería ser moldeable. Observándole con atención, el presidente del TSJC, que será el encargado de decidir si esa tesis de la ley a medida debe ser o no enjuiciada, mostraba su perfil más impenetrable.
Para Mas, la Generalitat sí ha intentado casar «legitimidad y legalidad», «y si no ha podido ser exactamente así, es porque cuando hemos llamado a la puerta no había nadie o se nos ha cerrado». El mismo portazo, apuntó el presidente, con el que en 2010, con la sentencia del Estatuto, se precipitó el proceso soberanista. «De esos vientos, estas tempestades (…) Cataluña no se conformará», zanjó.
Mas escuchará a Junqueras
En paralelo al proceso judicial al que Mas puede enfrentarse por el 9-N, el presidente catalán trata de gestionar el proceso político.
Esta tarde, por ejemplo, ha confirmado su asistencia a la conferencia con la que Oriol Junqueras (ERC) debe dar respuesta a la propuesta de «lista única» soberanista. Su presencia se interpreta como un gesto hacia el republicano, aunque ahora mismo la distancia entre ambos por cómo debe conducirse el proceso ni mucho menos se ha salvado.
ABC – 02/12/14