EL MUNDO – 26/02/15
· Artur Mas trató ayer de usar la sentencia del Tribunal Constitucional (TC) que anula el decreto de convocatoria del 9-N y varios puntos de la Ley de Consultas de Cataluña como revulsivo.
En un ambiente de enfriamiento general en los sectores soberanistas, el presidente de la Generalitat afirmó que el fallo deja las autonómicas del 27 de septiembre como único «camino democrático y legal» para consultar a los catalanes sobre la independencia, a pesar de que no ha logrado su objetivo de concurrir con una lista única.
En realidad, Mas no se acogió al decreto anulado ayer por el TC para convocar la votación del 9-N. Ese texto estaba suspendido desde la admisión a trámite del recurso del Gobierno y el presidente de la Generalitat prefirió no forzar la situación: rebajó la consulta de rango y la convirtió en un «proceso participativo» sin valor jurídico, y eso le granjeó críticas de los partidos que habían acompañado a CiU hasta ese momento, ERC e ICV.
Pero Mas, que dejó la instalación de urnas y la composición de las mesas electorales en manos de voluntarios, lleva desde ese día tratando de capitalizar la votación en los sectores independentistas. Y vio en las sentencias de ayer una oportunidad para calentar de nuevo el ambiente: tanto él como la presidenta del Parlament, Núria de Gispert, criticaron la decisión del TC y hoy mismo el portavoz de la Generalitat, Francesc Homs, la comentará de nuevo en una rueda de prensa ad hoc.
El presidente catalán aprovechó un acto en el Círculo de Economía de Barcelona para referirse al TC. Ante unos 200 empresarios –muchos de ellos se mostraron críticos en sus intervenciones con la deriva soberanista del Govern–, Mas advirtió de que la anulación deja las elecciones autonómicas del 27-S como único «camino democrático y legal» para consultar a los catalanes ante un Estado que quiere que Cataluña «se diluya».
En su opinión, el papel que España le asigna a Cataluña en estos momentos es el de la subordinación. «La única manera en que se nos deja vivir en familia es ‘paga, trabaja, no molestes y no te quejes’. Pero si esto no lo aceptas fácilmente, entonces hay problemas», dijo.
En la línea del discurso oficial de que la petición de un referéndum es muy mayoritaria en la sociedad y de que la Generalitat ha agotado todas las vías para conseguirlo a través del pacto con el Gobierno, añadió: «Hemos intentado el diálogo y el consenso, pero es casi imposible si la posición del otro es que claudiquemos».
Por eso, se refirió a las autonómicas del 27-S –que aún no ha convocado oficialmente– como una segunda vuelta de la consulta soberanista fallida, aunque ningún partido, excepto Convergència y ERC, ven en esa cita ningún plebiscito. «Se trata de darnos una oportunidad de saber si queremos convivir de una manera diferente. Y para eso nos tenemos que contar, que es lo que intenté el 9-N. Pero, aunque no nos dejan contarnos, el 27-S podremos hacerlo», aseguró.
«El 9-N existió. Cuando 2,3 millones de personas, a pesar de todas las dificultades, participan en un proceso, no se las puede menospreciar», añadió De Gispert.
EL MUNDO – 26/02/15