Mas, en su laberinto

EL CORREO 10/06/13
EDITORIAL

Cala la convicción de que Cataluña no podrá avanzar hacia la independencia

Todavía no se han cumplido seis meses de las últimas elecciones autonómicas catalanas –anticipadas por Mas, quien sufrió un humillante descalabro al perder su partido doce escaños– y la legislatura parece ya agotada, toda vez que la vía soberanista, que ha dado lugar a la alianza CiU-ERC, no avanza, dada la lógica negativa frontal de Mariano Rajoy a cualquier experimento plebiscitario al margen de los principios constitucionales. Como el propio presidente del Gobierno ha sugerido, la vía independentista tan solo puede explorarse mediante la reforma constitucional, un cauce que tampoco tendría demasiado recorrido. El pacto CiU-ERC está orientado a la celebración de un referéndum en 2014, y en el año en curso deberían culminarse todos los preparativos. Artur Mas está dando pasos –el primero, la declaración soberanista, ya ha sido paralizado por el Tribunal Constitucional–, pero ya ha calado la convicción de que no se puede avanzar sin una negociación con el Estado, que no va a producirse. Y en el entretanto, CiU continúa desangrándose. Unió Democrática de Catalunya, que acompaña con desgana a Mas en el paralizante pacto con los radicales de Esquerra, ya ha hecho saber que se desmarcará por completo de la coalición si Mas tiene la tentación de la ruptura de la legalidad. Y CiU se hunde en las encuestas: algunos sondeos certifican ya el ‘sorpasso’ de ERC, dado que los soberanistas prefieren seguramente la oferta independentista genuina –Esquerra– a la sobrevenida. Y en el seno de Convergencia comienzan a escucharse voces relevantes que muestran escepticismo sobre la consulta, como la de Germà Gordó, consejero de Justicia y persona muy cercana a Mas. Así las cosas, no puede descartarse que la propia organización fundada por Jordi Pujol –en horas bajas– acabe retirando la confianza a Mas. Con todo, lo más probable es que si Mas no apuesta por la ruptura y la celebración de una consulta irregular al amparo de la ley de Consultas catalana, se anticipen de nuevo las autonómicas con un programa conjunto CiU-ERC, cuyo desenlace tampoco tendría jurídicamente valor alguno en el sentido secesionista. La alternativa sería aplazar la consulta hasta que lleguen tiempos más propicios… o hasta que la tentativa secesionista, con insuficiente respaldo social, se diluya en la bonanza de la recuperación económica.