EL PAÍS 29/09/13
· El presidente catalán busca hoy un acuerdo de mínimos sobre el “derecho a decidir” en el Parlament para presionar a Rajoy
Artur Mas afronta hoy el primer debate de política general de la legislatura con el objetivo de tapar, o como mínimo disimular, las grietas que le están saliendo a su plan soberanista. Cuestionado por su propio socio de federación, Josep Antoni Duran Lleida, y duramente advertido por parte de la Unión Europea sobre las consecuencias de una hipotética independencia, Mas intentará mostrar fortaleza en el debate más complicado. La fórmula para hacerlo será retroceder varios capítulos y volver a buscar un amplio consenso en el Parlamento basado en el inconcreto “derecho a decidir” más que en la vía independentista pura y dura. En un intento de sumar al PSC a esta mayoría, y tranquilizar a sus socios de Unió, el presidente de la Generalitat pretende dejar claro que lo importante es que los catalanes puedan decidir mediante una consulta su futuro político y que la independencia no tiene porque ser la única posibilidad.
No es que Mas pase a defender la vía federal de los socialistas, ni la cercana solución confederal de sus socios de Unió. Lo que pretende el presidente catalán es centrar el debate en si hay o no posibilidades de organizar una consulta legal y pactada con el Estado para decidir el estatus político de Cataluña. La pregunta concreta y las opciones a votar se dejarán para más adelante, por más que Esquerra Republicana presiona para poder votar cuanto antes.
No es que Mas pase a defender la vía federal de los socialistas, ni la cercana solución confederal de sus socios de Unió
Esta insistencia en la consulta más que en la pregunta concreta llega tras las advertencias del presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, de que el diálogo entre el Gobierno y la Generalitat solo se edificará sobre la base del “respeto al marco jurídico”, o sea la Constitución. Sobre esta base, el referéndum solo es posible si lo autoriza el Gobierno y este ya ha dejado claro en múltiples ocasiones que no lo tolerará porque entiende que la intención de los nacionalistas catalanes es burlar la Constitución amenazando la unidad de España. O sea, que la vía estrictamente legal, combinada con la actual coyuntura política en el Congreso de los Diputados, deja pocas o nulas posibilidades para la celebración de la consulta.
Poco a poco, y casi siempre en círculos reducidos, Mas está abriendo puertas que, llegado el momento, le podrían dar una salida a su complicada situación política. Por ejemplo, en un reciente encuentro con corresponsales extranjeros y preguntado por si una nueva financiación para Cataluña frenaría el plan soberanista, Mas respondió que en cualquier caso la oferta del Gobierno debería someterse a votación junto a la propuesta de la Generalitat. O sea, que la consulta no tiene porque ceñirse a independencia sí o no como pide Esquerra Republicana y los sectores más soberanistas de Convergència. Habría más preguntas.
Fuentes del partido de Artur Mas insisten en que lo importante para el presidente es que se pueda votar. Y que incluso se debería poder votar la propuesta federalista de los socialistas si ésta llega a buen puerto. El problema que ve Convergència y que muy probablemente hoy esgrimirá Artur Mas en el debate será que la Generalitat no aprecia voluntad real de diálogo por parte del Gobierno. “No hay nadie al otro lado”, resumen.
El debate de hoy también pondrá a prueba las relaciones entre Unió Democràtica y Convergència
Precisamente, el secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, insistió ayer en su defensa de una reforma federal de la Constitución si bien dejó claro que el partido no contempla el “derecho a la autodeterminación” porque éste “no cabe en la Constitución”. Los socialistas catalanes, que sí son partidarios con matices del “derecho a decidir”, insisten a diario en que debe ser posible algún tipo de consulta pactada y se muestran convencidos que algún día el PSOE lo acabará aceptando.
Sobre esta base, los socialistas catalanes no tendrán grandes problemas en apoyar el llamado manifiesto por el “derecho a decidir” redactado por el expresidente del Parlamento catalán Joan Rigol por encargo de Artur Mas. El documento se caracteriza por una gran inconcreción, hasta el punto de que en él no aparecen referencias ni a la consulta soberanista ni a la independencia. Se limita a recalcar que el Estatuto catalán, en su preámbulo, califica a Cataluña como una “nación” y añade que, como tal, «tiene derecho a decidir sobre nuestra institucionalización política”. Los socialistas catalanes han anunciado que apoyarán este documento si se acaba sometiendo a votación sin retoques ni añadidos.
Esta votación puede acabar visualizando, de nuevo, una mayoría parlamentaria cercana al 80% a favor del derecho a la autodeterminación. Esta incluiría a CiU, ERC, PSC, ICV y posiblemente la CUP. Solo el PP y Ciutadans se desmarcan claramente de la iniciativa. Conseguir esta unidad, aunque no tenga consecuencias prácticas a corto plazo, es el gran objetivo de Artur Mas.
El debate de hoy también pondrá a prueba las relaciones entre Unió Democràtica y Convergència después de que el líder de UDC, Josep Antoni Duran Lleida, se desmarcara abiertamente de cualquier plan independentista y asegurara este lunes a través de un artículo de prensa que su partido garantizará que la eventual consulta permita escoger entre más opciones que la “secesión” y la “sumisión”.
Convergència Democràtica se ha tomado el artículo de Duran como un nuevo desaire a Artur Mas. “Lanzar ideas que cuestionan la línea y el liderazgo del partido a solo dos días de un debate tan importante solo revela ganas de dañar el proyecto”, insistía ayer un alto dirigente de Convergència. Con todo, es altamente improbable que el posicionamiento público de Duran acabe por causar efectos inmediatos. Convergència considera que la posición de Duran obedece más a planteamientos “personalistas” que de proyecto político. En este sentido, insisten en que también Unió tiene una amplia base de cuadros y dirigentes claramente soberanistas que incluso asistieron a la cadena humana independentista de la Diada.