Mas: mentiras de ayer, mentiras de hoy

ABC 10/09/13
EDITORIAL

Ni Cataluña ha sido nunca otra cosa que España ni «España roba a Cataluña». Lo primero lo desmiente la historia; y lo segundo, las cifras reales de los ingresos de recursos públicos por habitante

Artur Mas ha decidido convertir el Gobierno de Cataluña en un comité de festejos independentistas, financiados, eso sí, con dinero público, lo que debería ser denunciado por la Abogacía del Estado y el Ministerio Fiscal ante los tribunales como un posible delito de malversación de caudales públicos. La utilización de estos fondos para financiar los furores separatistas es una burla a los catalanes que sufren el recorte de servicios públicos básicos, y al resto de españoles, gracias a cuya solidaridad la Generalitat paga buena parte de sus facturas.
Porque el falseamiento de la historia no es el único que maneja con destreza el movimiento secesionista, que encuentra en el «España, contra Cataluña» y en el «España nos roba» un embuste de idéntico tamaño. Un repaso a las cifras, a las de verdad, que hoy publica ABC deja en evidencia el engaño con el que Mas adorna su mensaje victimista. Algunos ejemplos: Madrid, con un PIB por habitante 9,9% superior al catalán, ingresa unos recursos públicos por habitante un 7,29% inferiores a Cataluña. Baleares (con un 15% menos de ingreso por habitante), Comunidad Valenciana (con un 20% menos), Murcia (con un 10% menos) o Andalucía (con un 5% menos) son buena muestra del tamaño de la mentira sobre la que gira el soberanismo catalán.
La exasperación separatista en Cataluña es una realidad de la que debe responder Artur Mas, un político que sobrevive a su debilidad vendiendo los mensajes que en cada momento le convienen y ante quien le conviene. Su responsabilidad –y la de tantos protagonistas de la vida política, social y cultural de Cataluña– por este clima de exaltación anticonstitucional y antiespañola no puede ser condonada por pactos de baja intensidad con el Gobierno central. No corresponde a Rajoy facilitar a Artur Mas una salida digna a su embrollo separatista, sino oponer al discurso secesionista un discurso constitucionalista, sin estridencias ni amenazas, sin mensajes patrioteros ni altisonantes. Basta echar mano de la Constitución y de las leyes vigentes para recordar que ninguna Comunidad puede ser desleal con los intereses nacionales, y que, por ejemplo, ninguna sentencia firme del Tribunal Supremo, como las que ordenan asegurar el bilingüismo en Cataluña, puede ser desobedecida impunemente.
Y entre tanta mentira y tanto recorte en lo básico, sigue el derroche en gastos soberanistas. Ayer se inauguró el Born Centro Cultural, primer acto de la conmemoración del tercer centenario de la derrota de 1714 ante Felipe IV. La construcción de este recinto ha supuesto unos 84 millones de euros, en medio de protestas del vecindario y cuando hasta el Sindic de Greuges ha denunciado el avance de la malnutrición infantil en Cataluña.