Mas no ha entendido nada

EL MUNDO 26/12/14
VICTORIA PREGO

El discurso del Rey del 25 de diciembre, de apenas 12 minutos, ha dado para mucho, como todos los años. Empezando por el portavoz del PNV en el Congreso, Aitor Esteban, que se ha lamentado de que el Monarca «se haya olvidado de Euskadi», como si la intervención de Felipe VI el día de Nochebuena fuera la exposición del presidente del Gobierno en el Debate sobre el estado de la Nación.

Pero, dejando a un lado eso y los nuevos modos de Podemos, que expresan sus consideraciones en Twitter, lo más llamativo ha sido la reacción del presidente de la Generalitat. ArturMas se congratula de que el Rey considere que la situación de Cataluña es un problema y lo interpreta como un avance en la consideración por parte de las autoridades del Estado de las reclamaciones de los dirigentes independentistas. Debe de creer que una cosa así favorecería sus intenciones. Nada más lejos de la realidad.

No hubo en las palabras de Felipe VI nada que le permita deducir ni remotamente que el Estado se vaya a plegar a sus exigencias inconstitucionales ni que el Rey se aproxime a ellas con un talante próximo a la comprensión y menos aún a la aceptación. Lo que dijo el Rey es justamente que la unidad es la que nos permitirá llegar más lejos en un mundo que camina hacia una mayor integración.

Por lo tanto, lo declarado ayer por Mas es una extravagancia que demuestra que el líder de CiU ya no atiende más que a sus propias construcciones mentales, que cuelga del primer clavo que encuentra en su camino.

Pero lo ha entendido todo mal. No es que Cataluña sea un problema. Lo que es un problema es lo que está pasando en Cataluña, que es muy distinto. Es la pretensión de los dirigentes independentistas de presentar como un deseo casi unánime de los catalanes lo que no es, a todo tirar, sino el de 1.800.000 ciudadanos, los que acudieron el 9-N a apoyar la causa de Mas y Junqueras. Pero ésos no son ni muchísimo menos todos los catalanes, en nombre de quienes el president tan impropiamente habla.Ese sí que es un problema real que tenemos que afrontar para ver cómo se desmonta la apropiación interesada, rayana en la usurpación, de la voluntad real de los ciudadanos de Cataluña, apreciable para cualquiera que no esté aquejado de la fiebre secesionista.

El discurso del Rey no le da el menor pie a Mas para felicitarse por el éxito de su estrategia independentista. Todo lo contrario, a lo que le ha llamado prudentemente es a no seguir provocando destrozos en el corazón de los españoles, catalanes incluidos.