EL MUNDO 23/04/13
· Reconoce que el proyecto soberanista es visto como «un problema más» en la Unión.
Artur Mas llegó ayer a Bruselas con la lección aprendida de su anterior visita. No hace ni seis meses de aquel viaje a la capital europea que le costó duras críticas por presentar su proyecto soberanista a una UE convencida de que es necesario avanzar justo en la dirección opuesta. Ayer, el presidente de la Generalitat reconoció que ha detectado «cierta preocupación» en la Unión por la posible independencia de Cataluña y sacó la bandera blanca a su entrada a las instituciones comunitarias: «Esta vez no he venido a hablar del proceso catalán, sino a tratar temas sectoriales con diversos comisarios».
La Unión Europea está lidiando en estos momentos con diversos problemas, algunos de ellos de tal magnitud como el futuro mismo del proyecto comunitario. Artur Mas detecta que la independencia de Cataluña es vista como «un problema más que se añade a los muchos que ya tienen», si bien el derecho a decidir de los ciudadanos catalanes «se ve con gran respeto» en Bruselas.
«La diferencia con España», destacó Mas, es que «en Europa te abren la puerta y escuchan lo que tienes que decir», pese a que en estos momentos la posible independencia de Cataluña se vea con «preocupación». La estrategia del líder autonómico es mantener encuentros «discretos» con líderes europeos para hacerles llegar su estrategia soberanista. «De la misma manera que en Madrid he tenido contactos discretos, no descarto que deba hacer lo mismo en el futuro para ver a determinados líderes europeos» porque, según dijo, «bajo la presión de los focos este tipo de trabajo es muy difícil».
Mas cree que «costará mucho» llegar a acordar una consulta al pueblo catalán con las autoridades del Estado porque la posición del Gobierno está siendo «muy dura». Incluso echó mano de una comparación recurrente como es la de Kosovo, para hacer ver el supuesto maltrato ideológico al que le somete el Ejecutivo. «Temo que el Gobierno español sea tan duro con el reconocimiento de Kosovo como con el derecho a decidir en Cataluña», dijo después de que su jefe de prensa encontrara un periodista que le formulara esta pregunta que, al parecer, tanto deseaba escuchar Artur Mas.
Uno de los propósitos de su visita era defender la inmersión lingüística con la comisaria de Educación, Androulla Vassiliou, quien, según el líder de CiU, respalda su política. «A veces encontramos más normalidad y comprensión en Europa sobre este asunto que en algunos tribunales o esferas políticas del Estado español. Es curioso y preocupante», dijo.
‘Equívocos’ con las embajadas
La intención de mayor control de la acción exterior de las comunidades autónomas que pretende el Gobierno de Mariano Rajoy se ha plasmado ya en incidentes entre algunos de los centros de Promoción de Negocios que la Generalitat, un total de 33, tiene repartidos por el mundo para captar inversiones extranjeras y facilitar la implantación de empresas catalanas con las embajadas o consulados españoles en esos países.
Así lo admitió ayer el consejero de Empresa, Felip Puig, quién calificó de «malentendidos» o «malas interpretaciones» los problemas surgidos.
Sin quitar importancia a los hechos, pero sí minimizándolos, Puig explicó que los «equívocos» se han notificado al consejero de presidencia, Francesc Homs, del que depende la política exterior de la Generalitat, para que a su vez informe al ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García-Margallo. «Cataluña tiene que seguir apostando por su modelo propio de apoyo a la acción exterior, que no es de confrontación», aseguró Puig , aunque ha habido distorsiones de las buenas relaciones habituales «por alguna instrucción mal ejecutada de algún diplomático».
EL MUNDO 23/04/13