ABC 22/09/15
· El que se presentaba como «amigo de los empresarios» ve cómo éstos lo rechazan
· Sin apoyos en el exterior También ha fracasado en su intento de conseguir el respaldo de algún líder internacional de peso
Cuando CiU recuperó la Generalitat en 2010, el nuevo ejecutivo de Artur Mas se presentaba de manera algo pomposa como «business friendly», amigos de los empresarios frente al descontento que entre este grupo había causado la gestión del tripartito. No eran pocos los hombres de empresa que veían en Mas a su candidato «natural», un aprecio que el proceso soberanista ha tornado en alarma.
De manera progresiva, los aliados «naturales» del presidente le han ido dando la espalda, y únicamente las pequeñas patronales se han sumado de manera genérica al «derecho a decidir». El aislamiento de Mas es cada día más notorio, y a menos de una semana para los comicios del 27-S, el líder independentista se presenta sin compañeros de viaje fiables. Su pretensión de «internacionalizar el proceso» y recabar apoyos, o al menos neutralidad, entre las cancillerías; y su deseo de que los empresarios fuesen como mínimo neutrales ha sido un fracaso.
El último disgusto se lo llevó ayer cuando supo Mas que uno de los empresarios líderes en la región, Alberto Palatchi, presidente de Pronovias, aseguraba que la compañía sería «difícilmente viable» en una Cataluña independiente y que podría verse obligada a trasladar su sede ante una «situación descontrolada». En una misiva dirigida a los trabajadores de la firma, Palatchi señala que es su «responsabilidad posicionarse ante una contingencia que pondría en riesgo el futuro» de Pronovias. «Confiamos que las circunstancias políticas no deriven hacia una situación descontrolada que ponga en riesgo real la viabilidad económica de Cataluña y la continuidad de nuestro proyecto empresarial», añade el presidente de Pronovias, firma que factura el 3,6% en Cataluña, el 23,1% en el resto de España y el 73,3% en el extranjero.
El paso adelante dado por Pronovias se suma a la toma de posición, el pasado viernes, de otro destacado empresario, en este caso del sector farmacéutico, Jorge Gallardo, de Almirall. En un vídeo dirigido a sus empleados, Gallardo advirtió de las «consecuencias negativas» de una declaración unilateral de independencia. «Moralmente obligado» a transmitir a sus empleados su opinión, Gallardo seguía así la recomendación del presidente de Freixenet y de la Cámara de España, José Luis Bonet, que pidió a los empresarios que hablasen a sus trabajadores de los riesgos del proceso.
Merkel, Cameron, Obama…
Las advertencias de las grandes firmas catalanas han sido el colofón de una semana negra para Artur Mas y el proceso soberanista después de la contundente nota lanzada el viernes por las cajas de ahorros y bancos españoles, y que ayer remató el gobernador del Banco de España, Luis María Linde, advirtiendo del riesgo de «corralito».
La deserción de los empresarios, y de manera particular de las entidades financieras, es particularmente dolorosa para Artur Mas, que si bien ya había asumido que no podía contar con el apoyo explícito de nadie, se daba por satisfecho con la neutralidad pública que hasta ahora habían expuesto figuras como Isidre Fainé (CaixaBank) o Josep Oliu (Sabadell). El apoyo de organizaciones patronales como Fomento del Trabajo, por no hablar de la CEOE, ni lo tuvo nunca, obviamente, ni confiaba en tenerlo.
Si en el flanco de la empresa la soledad de Mas es total, aún lo es mas en el internacional, donde de manera sucesiva, Angela Merkel, David Cameron y Barack Obama se han posicionado en contra de una hipotética secesión, lo mismo que Francoise Hollande en su día. A una semana de los comicios, Mas es un líder aislado.