EL MUNDO 06/07/13
· Reta al Gobierno a aceptar el pacto fiscal, aunque cree que «no hay ninguna posibilidad»
Artur Mas intentó abrir ayer una vía de escape por si finalmente le resulta imposible convocar la consulta sobre la autodeterminación de Cataluña a la que se ha comprometido. El presidente de la Generalitat abrió la puerta a someter a la consideración de los ciudadanos eventuales propuestas «atractivas» del Gobierno español que sirvan como alternativa a la independencia, como un concierto económico.
Mas utilizó una entrevista en Radio Nacional para, en apariencia, suavizar sus planteamientos. Su círculo repite incansablemente en privado que una mejora de la financiación no es suficiente para detener el proceso soberanista, toda vez que CiU se presentó a las últimas elecciones autonómicas –y las ganó, pese a que su descenso fue muy importante– con una consulta independentista como principal propuesta.
Pero el presidente de la Generalitat no se mostró ayer tan tajante. Horas antes de partir hacia Brasil en un viaje de una semana con carácter de misión empresarial, Mas accedió a elucubrar con la posibilidad de que Mariano Rajoy ofrezca a Cataluña una financiación equiparable a la que disfrutan el País Vasco o Navarra. «Si el conjunto del Estado hace una propuesta muy atractiva, pues a lo mejor la mayoría de catalanes se acoge a esa propuesta», concedió.
En ese caso, dijo, la propuesta debería someterse a referéndum. «Cualquier propuesta, la del concierto o cualquier otra, que pueda venir del Estado ya no puede ser simplemente una negociación entre gobiernos, en un despacho entre presidentes. Tiene que ser la sociedad catalana la que la asuma de manera mayoritaria en una consulta», afirmó.
El concierto económico fue la propuesta que, bajo la denominación de «pacto fiscal», Mas presentó a Rajoy justo después de la gran manifestación independentista de la Diada del último 11 de septiembre. En el relato nacionalista, el portazo del presidente español a esa propuesta precipitó la convocatoria de elecciones autonómicas anticipadas, en las que CiU, que buscaba la mayoría absoluta, perdió 12 diputados en el Parlament.
Sin embargo, Mas afirmó que «no hay ninguna posibilidad» de que un gobierno español, sea del color que sea, ofrezca esa salida a Cataluña. «Constaté que, simplemente, no es posible», dijo Mas ayer, evocando conversaciones suyas tanto con Rajoy como con otros dirigentes, tanto populares como socialistas.
En cualquier caso, el presidente de la Generalitat quiso dejar claro que ni siquiera en el caso de que el Gobierno central hiciera una propuesta alternativa y ésta se sometiera a referéndum él renunciaría a preguntar sobre la independencia. De hecho, dijo que «no es fácil que el camino» que ha marcado desde el principio de la legislatura no «se prosiga», y añadió: «En el punto en el que estamos, se impone la democracia a fondo. También debería someterse a consulta [la propuesta] de un Estado propio para Cataluña, que según las encuestas es una voluntad mayoritaria».
Porque Mas intentó en todo momento desmentir la tesis de que, en realidad, el estado de ebullición que vive parte de la sociedad catalana sea en gran parte responsabilidad de los partidos nacionalistas, y en especial de CiU. Pese a que la federación en el poder usó todos los medios a su alcance –incluida la televisión pública– para propiciar que la manifestación de la última Diada fuera mayoritaria, la Generalitat sostiene que fue la extraordinaria multitud la que propició el giro histórico de CiU, y no al revés.
«Estoy intentando liderar el país, vehicular una corriente ciudadana. No me he inventado nada, lo que pasa en Cataluña no se ha urdido en un despacho», sostuvo.
El president dijo también que un boicot a los productos catalanes en el resto de España sería «absurdo», y no se mostró preocupado por la relación entre Convergència y Unió, muy tensa desde las últimas elecciones: «Llevamos 35 años juntos y ha pasado de todo, y aquí estamos».
EL MUNDO 06/07/13