IGNACIO MARCO-GARDOQUI-EL CORREO
El anuncio del BBVA de lanzar una OPA sobre la parte del capital social de su filial turco Garanti que no está en su poder tiene una fuerte justificación financiera, una vez que creará valor para el accionista al mejorar el beneficio por acción e, imagino, el del dividendo por acción, todo ello gracias a un precio de compra relativamente favorable. El dinero tampoco será un problema ya que se utilizará para cubrir la oferta de compra los fondos recogidos en la venta del Compass, la filial norteamericana. Tras cubrir los costes de la reestructuración laboral y asumir esta OPA, aún quedará dinero suficiente para afrontar la adquisición prometida de acciones propias, para la que tiene permiso del BCE hasta los 3.500 millones de euros. Dadas las circunstancias, no parece un mal destino para el dinero americano: en grandes números, un tercio ha ido a mejorar la competitividad, otro a reforzar la estrategia y el último tratará de empujar a la acción. Esta última será la manera de contentar a los accionistas una vez que la mejora del dividendo no podrá ser de magnitud extraordinaria.
Pero el acierto financiero de la operación no puede ocultar los riesgos que asume el banco. Turquía es un país de gran tamaño, con crecimiento sólido y una población joven que empuja con fuerza a su futuro. Sin duda es una gran apuesta de futuro. Pero tiene debilidades relevantes. Su economía avanza en medio de grandes desequilibrios con una inflación del 20% y unos tipos de interés del 16%. Quizás le recuerde a la situación que vivimos aquí durante el principio de la transición, cuando se firmaron los Pactos de Toledo. Y esos desequilibrios tardarán tiempo en asentarse y, mientras lo hacen, provocarán grandes oscilaciones, a la baja claro, de su moneda, que lleva años padeciendo un proceso continuado de devaluaciones frente al euro y el resto de las divisas importantes. Además está el problema político. Turquía no es una democracia homologable en la UE, con la que su engreído presidente mantiene fuertes discrepancias. Con una gran presencia de emigrantes en varios países centrales, en especial en Alemania, y una constante presión migratoria en la frontera, el país está lejos de ser un oasis de calma y estabilidad.
Siempre se ha dicho que la asunción de riesgos es la razón que justifica la obtención de beneficios. Como no cabe duda de que la operación que comentamos conlleva riesgos importantes, sólo nos queda confiar en que producirá los beneficios esperados. Ayer, la Bolsa vio los riesgo con mayor claridad que las oportunidades y castigó al valor más de un 4%. Quizás afine la puntería en los próximos días.